Cosas tan sabidas o probadas que su sola enunciación constituye una sandez. Perogrullo, contracción de Pedro Grullo, es un personaje o ente fantástico perteneciente al folclore popular que se supone existió en la España de los siglos XV al XVI y al que Francisco López de Úbeda, autor de La pícara Justina, presupone asturiano. La tradición popular le atribuye varias máximas, axiomas y verdades tan evidentes por sí mismos que pasan a la categoría de perogrulladas, o sea, cosas tan sabidas y probadas que su sola enunciación constituye una sandez.
Lo dicho me ha venido a la memoria leyendo una entrevista concedida por Hansi Flick, entrenador del Fútbol Club Barcelona. Le preguntan por la disciplina. Y la respuesta es la siguiente: "Para mí la disciplina es necesaria".
A renglón seguido, el técnico alemán contesta lo siguiente. "Me gusta tener conexiones con los jugadores. Para mí es crucial. Quiero, además, que los futbolista me pregunten cosas...".
El entrevistador debió inquirirle si aceptaría que quienes no juegan -o creen que deben jugar más- estuvieran todos los días dándole la tabarra y pidiéndole explicaciones por ese motivo.
He aquí otra respuesta a una pregunta de poca monta. "Si los jugadores tienen algún problema siempre tendrán abiertas las puertas de mi vestuario". Le faltó rematar esa frase tan manida con esta afirmación: Siempre y cuando los susodichos no enrarezcan el ambiente y les cuenten a los periodistas los problemas internos que vayan surgiendo.
¿Por qué decidió ser entrenador?
Debido a que el Barça jugaba un fútbol fantástico y yo no me perdía ninguno de sus partidos.
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