El jugador inglés 'se encuentra en la cresta de la ola'. En lo más alto del deporte rey. Y lo ha conseguido cuando es un incipiente veinteañero. Se adaptó al juego del Madrid nada más pisar el Bernabéu. Logrando títulos de suma importancia. Bellingham no necesitó ni periodo de adaptación ni nada por el estilo. Lo suyo fue llegar y besar el santo. O sea, meterse a los aficionados del club blanco en el bolsillo. Lo cual no es fácil. Y menos si se tiene la edad en la boca. JB, además, tiene buen bajío.
El fútbol moderno necesita de centrocampistas que sean capaces de analizar el juego desde el centro del campo y emprender acciones acordes con las necesidades de cada momento. Bellingham tiene estatura para dominar el juego aéreo tanto en defensa como en ataque. Maneja el balón con gran habilidad. Lo que le permite elegir en cada momento lo que requiere el juego. Ora conducciones largas, ora pases largos o cortos; ya regates para desequilibrar a sus oponentes y, por si fuera poco, sus disparos desde la media distancia son un peligro constante.
Su rendimiento en el Madrid, y su juego espectacular, ha sido valorado con premios importantes. Pero ahora tiene la oportunidad de ser galardonado con el Balón de Oro. Puesto que no cabe la menor duda de que la Copa de Europa de Selecciones Nacionales es el mejor escaparate para lograrlo. Bellingham, titular indiscutible con Inglaterra, amén de rendir como en él es habitual, marcó ayer un gol decisivo a Eslovaquia en el minuto 90+5. Tanto que le permitió a los ingleses jugar la prórroga. De la que salieron victoriosos.
En suma, bien haría el seleccionador de los 'Tres Leones' en acertar con la misión concreta que mejor le vaya en cada partido a Jude Bellingham y al equipo. A fin de ayudarle a obtener el Balón de Oro. Puesto que su gran temporada en el Madrid le ha hecho merecedor a esa extraordinaria distinción. Es decir...
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