Vincenzo Montella es seleccionador del combinado otomano. Y como buen italiano sabe perfectamente que Carlo Ancelotti no regala ditirambos a sus jugadores por simples detalles sino por actuaciones preñadas de calidad. De ahí que en el pasado mes de mayo quedó enterado de lo que el entrenador del Madrid dijo sobre Arda Güler: "El balón está enamorado de Güler". Lo cual sucedió al final de un partido frente al Deportivo Alavés. Semejante halago se lo había ganado el joven turco durante los pocos minutos que había estado en el césped y, cómo no, en sus demostraciones en la Ciudad Deportiva de Valdebebas.
El entrenador del Madrid nunca negó la riqueza futbolística de Güler. Pero tampoco es menos cierto que tuvo que aguantar criticas acerbas por mantenerlo sentado en el banquillo durante muchos encuentros. Ancelotti fue pensando en qué posición se aprovecharían más las extraordinarias cualidades del jovencísimo Arda. Y acertó plenamente cuando lo sitúo en la banda derecha, como extremo nato, y asimismo cuando le hizo jugar como delantero centro flotante. Es decir como falso delantero. Y brilló con luz propia en un partido frente al Villarreal celebrado, cito de memoria, en el pasado mes de mayo.
Ayer Arda Güler, frente a la Selección de Austria, encandiló a propios y extraños. Ya cuando estuvo orillado a la banda derecha, ya cuando lo hizo como delantero centro para sacar de quicio a los centrales austriacos. Su buen partido, además, fue completado con dos saques de esquina magistrales. Ambos fueron rematados por Demoral y Günok al fondo de la red.
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