Los polacos jugaron con un bloque defensivo bajo y lo hicieron con la dureza necesaria para que los franceses no impusieran su ritmo y por supuesto su mayor calidad como selección. 'Les Blues' dominaron y tuvieron tres ocasiones de gol evitadas por el guardameta Skorupski. El encuentro se fue equilibrando y Kylian Mbappé decidió alejarse de sus marcadores a fin de conectar con sus centrocampistas. Y sobre todo para evitar los codazos en el área con el fin de amedrentarlo por su lesión en la nariz. A mí me da grima ver a un futbolista tan grande amenazado por rivales que se aprovechan de esas debilidades.
Los goles llegaron en la segunda mitad. Ambos de penaltis. Marcados por Mbappé (55') y Lewandowski (78'). A partir de ahí fue un querer y no poder de ambas selecciones. En lo tocante a Francia me parece que Didier Deschamp comete un error al querer que todo el juego del equipo tenga como piedra angular al ya jugador del Madrid. Máxime cuando la estrella francesa está recibiendo marcajes tan duros como el pedernal. Ojalá que una de esas entradas alevosas no produzca un mal nunca deseado a ningún profesional del balompié. En suma, Francia no asusta a nadie y Kylian Mabppé está jugando diezmado.
Ah, debo decir que el combinado francés está cayendo en el error de jugar a algo parecido al tiquitaca: ese estilo de juego que tanto daño le hizo al fútbol en su día. O sea.
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