Los cuatro goles obtenidos por el jugador británico han valido para que su equipo haya logrado nueve puntos lejos del Santiago Bernabéu. Las victorias logradas en San Mamés, Almería y Vigo son de un valor incalculable para el Madrid. No olvidemos que siempre se ha dicho que a los equipos grandes se les suele sorprender cuando la Competición comienza. Balaídos no es un estadio fácil. Ayer, además, la afición celta estaba eufórica por la celebración de los cien años de existencia del club. Pero el equipo merengue se siente en esos escenarios como pez en el agua.
Rafa Benítez tomó sus precuciones defensivas ante un adversario que no perdona las alegrías innecesarias de sus rivales. De modo que situó a su equipo en el césped con cinco defensas, cuatro centrocampistas y un delantero. En ocasiones, ese 1-5-4-1 se convertía en un 1-4-4-2. Pero ninguno le dio los resultados apetecidos. Dado que Kepa no tuvo trabajo. La única ocasión que tuvieron los gallegos fue debido a un fallo del portero blanco en un balón aéreo procedente de un saque de esquina. Jugada que acabó en gol. Tanto anulado por haber apreciado el árbitro falta al guardameta por parte de Larsen.
Vinicius acusó molestias musculares que le obligaron a retirarse en el minuto 15. La baja del brasileño fue, sin duda, un soplo de aire fresco para los jugadores locales. Puesto que el brasileño es una pesadilla constante para sus marcadores. De modo que Ancelotti recurrió a Joselu como delantero centro para fijar a los centrales y sobre todo para tratar de rematar balones centrados desdes los costados. Pero Rodrygo, tras la ausencia de su compatriota, se dedicó a hacer la guerra por su cuenta. Y en una de sus jugadas individuales fue derribado en el área por Iván Villar. El cual acabó parándole la pena máxima a Rodrygo en el minuto 78. Provocando una rabia incontenida de Ancelotti. Debido a que el italiano tiene ordenado que sea Modric -si está en el terreno de juego- quien ejecute esos castigos.
Cuando el Celta daba por bueno el empate y el Madrid no tenía las ideas claras, surgió, una vez más, Bellingham para rematar con la testa un balón procedente de un córner (78'). Gol que le dio la victoria a su equipo. Ni que decir tiene que JB sigue viviendo en la cresta de la ola. Y, desde luego, se ha ganado el respeto de todos sus compañeros en poco tiempo. A eso se le llama llegar y besar el santo.
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