El equipo blanco hizo los méritos suficientes para obtener la victoria frente a un rival que tiene una plantilla de jugadores pagada a precio de oro. Aunque, desde hace ya tiempo, quien copa todas las portadas de los periódicos es Erling Haalland; delantero a la antigua usanza y que no tiene el menor inconveniente en decir a mí la pelota que los arrollo. Y los compañeros, sobre todo Kevin De Bruyne, se la ponen a huevo para que la estrella escandinava marque goles a tutiplén.
Ayer, sin embargo, el empate del equipo merengue se produjo por un disparo del internacional belga desde la media distancia. Corría el minuto 67 y el Madrid dominaba el encuentro con una superioridad evidente y por tanto prometedora de triunfo. Cabe decir que los ingleses habían sido mejores durante la primera media hora del partido. Luego se hizo notar la mejoría de los hombres dirigidos por Carlo Ancelotti. De quien debo decir que parece mentira que, a pesar de su larga y victoriosa trayectoria en los banquillos, permita que su portero saque la pelota jugada en corto desde atrás cuando los rivales presionan con tanta insistencia como eficacia.
Hay técnicos que consideran humillante que sus equipos practiquen el juego por elevación. Verbigracia: Guardiola que fue hasta ayer, o anteayer, defensor a ultranza del tiqui-taca y que enrojecía de vergüenza cuando alguien de los suyos recurría a un despeje orientado, lleva ya tiempo que tiene la fe depositada en los pases largos para que Haalland aproveche sus cualidades como delantero potente y rematador certero. Amén de que ese proceder le proporciona otras ventajas.
Por ejemplo: acabar con el dominio del equipo adversario sin exponerse a una pérdida del esférico en terrenos marcados en rojo. Evitar las intervenciones de los centrocampistas contrarios. Llegar cuanto antes a la portería contraria y aprovechar las segundas jugadas. Cuando se habla de fútbol, los hay que suelen responder de esta guisa a media vuelta de manivela: "En el fútbol está todo inventado...". Pues bien, a los entrenadores cabe exigirles que elijan los inventos adecuados para contrarrestar las acciones con las que se emplean sus rivales. Y el fútbol por elevación es una buena muestra.
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