Guardiola cambia de estilo de juego

Hace ya mucho tiempo que servidor no escribía acerca de El fútbol tiquitaca. Estilo de juego que se caracteriza por el uso de pases cortos y precisos en las transiciones, a la búsqueda constante del espacio y movimiento de balón. Lo fundamental es mantener la posesión. Esa forma de jugar surgió en el segundo lustro de los años 2000 y generó una pasión desaforada entre los aficionados. Los entrenadores, salvo raras excepciones, se sumaron a la causa y repetían a cada paso: "No seré yo quien renuncie a que mi equipo haga uso y abuso de la posesión del balón". Así que llegó un momento en el cual los porteros apenas intervenían. Puesto que los futbolistas ensimismados -en pasarse el esférico- se olvidaban de lo primordial: poner a prueba a los cancerberos.

La fe en ese estilo de juego fue tan grande que acabó creando una masa de fanáticos que vivían permanentemente hablando sobre lo mucho que disfrutaban con esa moda futbolística. ¡Y pobre del que se atreviera a decir que ese gilifútbol le producía abridero de boca sin solución de continuidad! Hubo un técnico que llegó a proclamar a los cuatro vientos que él prefería perder por siete goles, jugando así, que ganar haciéndolo como requerían las circunstancias. Las cuales eran reconocer que sus futbolistas no tenían calidad para practicar ese juego tontorrón y sí para llegar a la meta contraria por el camino más corto;  es decir,  por medio del fútbol directo y aprovechamiento de las segundas jugadas.

Ayer, durante el partido Bayern Múnich-Manchester City, vimos cómo el equipo de Guardiola -adalid del tiqui-taca; ese estilo tan bonito y atractivo, según él y sus partidarios aireaban otrora- jugaba a defenderse con cinco centrales y, por si fuera poco, ordenando a sus futbolistas que insistieran en el fútbol directo para doblegar a los alemanes. Lo cual me hace pensar que el Manchester City se empleará frente al Madrid con las mismas armas. Convencido de que ese estilo de juego, con Haaland de 'palomero', será la única manera de eliminar al equipo blanco. Pero si el técnico catalán falla en el intento, lo que deseo como español y madridista, cabría pensar que el equipo inglés prescindiera de sus servicios más pronto que tarde.