Quien corta el bacalao es el que manda en un lugar, el que verdaderamente tiene el poder. Pero ¿por qué el bacalao?, me pregunta mi amigo Pepe, madridista fetén, mientras hablamos del partido del equipo blanco frente al Leipzig. Pues porque la historia del bacalao es una historia de éxitos... Le digo. Y la del Madrid no le va a la zaga. Y a los hechos me remito: tras ganar la pasada la Liga Santander, la UEFA Champions League y la Supercopa, tarea que se me antoja más que difícil, otra vez está encabezando la clasificación del Campeonato de la regularidad y además sembrando el miedo en Europa.
Ayer por la noche, el Leipzig jugó una primera parte tan buena que le hubiera valido para ganarle a cualquiera de los tres o cuatro rivales más encopetados del fútbol europeo, pero se encontró con un adversario que es capaz de aguantar semejante presión para acabar imponiendo su superioridad en un abrir y cerrar de ojos. Esa forma de proceder se ha convertido en marca de la 'Casa Blanca' y con el paso de los años no deja de ser un divertimiento más del espectáculo que tiene su sede en el Bernabéu.
Cierto es que esas funciones consiguen que las pulsaciones de los seguidores del Madrid suban como la espuma y que el corazón comience a latirnos como si fuéramos caballos desbocados. Riesgo que, aunque estemos muy acostumbrados a correrlo, nos pone al borde del precipicio. Menos mal que siempre nos queda la esperanza de las remontadas de nuestro equipo o del tanto ganador cuando el partido está dando las boqueadas. Gulácsi, guardameta del Leipsig, apenas tuvo trabajo, debido a que los jugadores del Madrid no dispararon ni de lejos ni desde la media distancia. Tampoco durante el tiempo que poseyeron el balón los alemanes aprovecharon la eficacia de Nkunkun ni tampoco de Timo Werner; delanteros que tienen metidos el gol entre ceja y ceja.
Valverde, en cambio, no cesa de aprovechar su buen estado de forma y la confianza con la que juega para ponerle la guinda del gol a cualquier pase que reciba. Ora de Vinícius, ora de Rodrygo, ya de Modric o bien de Kroos. Espléndido fue el disparo del uruguayo y también la preparación para batir a Gulácsi, nada más recibir la gran asistencia de Vinícius. Por cierto, éste no tuvo su noche. Lo cual es admisible. No siempre se puede deslumbrar a la concurrencia. En fin, victoria del Madrid sin Benzema: baja que el equipo echará de menos en el partido frente al Atlético de Madrid. Ah, se me olvidaba: Marco Asensio, nada más salir al terreno de juego, marcó un golazo con su pierna de caoba; es decir, la zurda. Y encima se reconcilió con el público.
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