Partido propicio para bostezar

Madrid y Betis jugaron un encuentro de los que invitan al bostezo. Ese abridero de boca que produce malestar entre los espectadores. Sobre todo entre quienes no soportamos que los contendientes actúen como si fuera un entrenamiento de cualquier jueves. Aunque uno de ellos tenga coartada... En ocasiones, el ritmo de juego fue inferior al que prevalece en lo que se llama pachanga. Es decir, partido improvisado entre amigos que andan sobrados de kilos. Lo único destacable fueron los saques de Courtois con las manos y los pies. Demostración palpable de que el cancerbero belga ha trabajado duramente para dar pases precisos a sus compañeros. El Betis desaprovechó una oportunidad que ni pintiparada para ganar en el Bernabéu. 

Todos sabemos la importancia que tiene un medio centro en cualquier equipo. Pues bien, Ancelotti se conforma con el  bajo rendimiento de Casemiro. De quien dicen los gacetilleros que "ya va recuperando  la forma y que estuvo bien colocado, controlando su territorio y poderoso en la faceta defensiva". Que Santa Lucía les conserve la vista. Ancelotti, quizá pensando en la final de la UEFA  Champions League, lo dejó en el vestuario y puso a Camavinga en el segundo tiempo. Su presencia en el centro del centro del campo se notó ostensiblemente: debido a que robó balones, los pasó con celeridad y precisión y volvió a dar un curso de agilidad; esa facilidad de movimiento que le permite estimular a sus compañeros y alegrarle las pajarillas a su público. Camavinga, además, es  la botella de oxigeno que Kroos y Modric necesitan a medida que transcurren los minutos de juego.  O sea.