Desastre defensivo del Real Madrid

La defensa del Madrid frente al Manchester City fue pésima. Inconcebible en un equipo tan grande y con un entrenador italiano sentado en el banquillo. Pues no olvidemos que la disposición de los jugadores en las acciones defensivas le corresponde a los técnicos. Tales fueron los desaciertos que los goles de De Bruyne y Jesús Gabriel llegaron cuando apenas se habían jugado 14 minutos. Es más, si hubiera acertado Mathrez en las ocasiones tan claras que tuvo para batir a Courtois, ahora estaríamos hablando de una derrota estrepitosa del equipo blanco. 

Es inexplicable que Ancelotti (curtido en mil batallas y conocedor de cómo usan las bandas los jugadores del City para que los centrales adversarios sufran en las basculaciones y dejen espacios libres a fin de que los centros encuentren siempre a futbolistas que llegan desde posiciones avanzadas a rematar) confiara en que bajo el sistema 4-3-3 podría contrarrestar el estilo de juego de sus oponentes. Máxime cuado está demostrado que defender les cuesta un mundo tanto a Vinicius como a Rodrygo.

El primero, la verdad sea dicha, trabaja lo indecible en ataque y no se le caen los anillos cuando toca correr hacia atrás. Pero el segundo, es decir, Rodrygo, no acaba  de sacrificarse en la medida que exige el fútbol actual cuando no se está en posesión de la pelota. Hay veces que se aisla de cuanto acontece en el terreno de juego. Incluso da la impresión, en ocasiones, de estar en la inopia. Y, por si fuera poco, Kroos se resentía de la poca ayuda que le prestaba Valverde. Y, claro, Modric se perdía en un centro del campo convertido en un desierto para él. 

El Madrid parecía resignado a su suerte, mala de solemnidad, cuando surgió Benzema para acortar distancias en el marcador. Corría el minuto 32. El tanto le sentó como un tiro a los citizens. Y alegró  las pajarillas de los futbolistas merengues. En la segunda parte, hubo más de lo mismo: dominio de los hombres dirigidos por Guardiola... Y el gol de Foden (52') fue la rúbrica a la superioridad de su equipo. Poco duró la alegría de los ingleses, debido a que la velocidad de Vinicius dejó a Fernandinho sin aire y se presentó ante Ederson para acortar distancias. 

El gol de Bernardo Silva, debido a que un gesto del árbitro dejó a los jugadores del Madrid parados, volvía a poner la eliminatoria muy cuesta arriba. Pero el penalti de Laporte, cuando el partido estaba dando las boqueadas, fue un jarro de agua fría para los futbolistas ingleses. Pena máxima que Benzema, tras haber fallado dos hace nada, no dudó en ejecutarla. El partido del Bernabéu será muy difícil. Porque, además de tener muy buenos jugadores, el Manchester City presiona muy arriba y los deslices de sus rivales los penaliza con goles. No obstante, el talón de Aquiles del equipo de Guardiola radica en sus centrales. Así que bien haría Ancelotti en explotar esa debilidad.