Política despreciable

Cuando principiaba la década de los años 80, la verdad sea dicha, me convencí definitivamente de que la política activa era más sucia de lo que yo imaginaba, pero mucho más. Aún recuerdo aquel socialista que eligió desahogarse conmigo de cuanto acontecía en el partido por el cual había arriesgado su vida y sufrido muchas penalidades. En política, decía mi interlocutor, no basta ser honrado; es más, serlo casi estorba: la honradez, Manolo, deja a uno muy escasa libertad de movimientos...  Es más, los hay que te miran como si fueras un bicho raro.

De cuando entonces, podría enumerar hechos inadmisibles de políticos pertenecientes a siglas distintas. Cierto es que también los había convencidos de que no estaban en política para aprovecharse; pero eran los menos. Aunque no renunciaban a sacrificarse por quienes necesitaban de ellos. Así que fui adentrándome más y más en cuanto acontecía en la política activa y descubrí cómo las envidias, las rencillas y el egoísmo reinaban en las sedes de los partidos.

En ocasiones, yo me hacía la siguiente pregunta: ¿Cómo los políticos honrados pueden vivir entre los que no lo son, y viceversa?...  Entendía que hubiera afiliados que rindieran culto al presidente de su partido para que les ayudara a buscar un empleo. Dado que eran parados de larga duración. Pero no a quienes gozaban de trabajo y de buena situación económica y rendían honores al mandamás de la cosa. Mientras que éste, en cuanto se ponía pintón, decía sobre ellos lo que no debía... 

Mentiría si no dijera que todo sigue igual tres décadas después; ejemplo: nuestro alcalde se ha sacado de la manga dos cargos a todas luces innecesarios para otorgárselos a quienes no tienen necesidad de ellos. Emilio Carreira ha sido nombrado director General de Comunicación. Departamento que se ha creado expresamente para él. Y a Fernando Ramos le ha tocado en suerte ser Director de Obimace. Lo cual equivale a decir que la campaña para la presidencia del PP de Ceuta ha empezado ya. ¡Y de qué manera, don Juan!...