Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Opiniones futbolísticas

Que España juegue contra Albania e Islandia aburre a quienes disfrutan del fútbol por la emoción que anida en el número uno de los deportes. La debilidad de ambas selecciones invita a desertar de sus retransmisiones aunque sea a costa de soportar películas de Cine B. Así se expresa mi amigo Cándido González. A quien la suspensión de La Liga Santander, debido a esos partidos, le saca de sus casillas. Y, como siempre, se pregunta: ¿Acaso no es posible que las selecciones inferiores participen entre ellas en otra Competición?... 

Mis respuestas no convencen a mi amigo. Aunque sabe perfectamente que a mí también me cuesta lo indecible digerir esos enfrentamientos. Así que nunca he negado mis bostezos durante el juego ni mucho menos dar una cabezada tras otra. Y qué decir de las pocas facilidades que el espectáculo otorga para escribir sobre él. Menos mal que siempre hay un futbolista vestido de rojo que destaca sobremanera, casi siempre por sus goles, y uno se limita a ponerlo en la cresta de la ola para no desentonar entre los gacetilleros que echan las campanas al vuelo por lo que ellos consideran una hazaña futbolística. 

Cándido González decide cambiar de tercio. Y, como madridista fetén que es, quiere saber mi opinión acerca de jugadores como Bale, Marcelo, Isco, Vallejo, Ceballos, Hazard, Jovic y Mariano. Y mi respuesta es de esta guisa: Marcelo lleva década y media en el Madrid. Lateral ofensivo, de mucha categoría, aunque muy débil defensivamente, con el paso de los años fue a menos y ya no está para muchos trotes. Vallejo, Mariano, Ceballos y Jovic no creo que tengan cualidades suficientes para permanecer en el Madrid. 

Isco, tras algunas actuaciones destacadas como segundo delantero o mediapunta, perdió el oremus. Hazard, después de una  lesión grave, jamás recuperó la forma que mantuvo en el Chelsea. Gareth Bale resolvió partidos trascendentales. Pero, cuando creyó que no era bien tratado, sacó a relucir el clásico orgullo galés. Y lo hizo dando la impresión de que su amor propio herido requería venganza. Cuando quiso reaccionar se percató de que su condición física ya no era la ideal para soportar el peso de su fama con regularidad... Y hasta ahora. 



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