El dominio del líder de La Liga era absoluto. Pero, cada vez que Casemiro perdía un balón, Courtois y sus centrales tenían que emplearse a fondo para impedir el gol que parecía inminente. Cinco o seis fueron los balones perdidos por el mediocentro brasileño. De quien, paradojas futbolísticas, los mismos que reconocen su escaso rendimiento desde hace ya la tira de tiempo, no dudan en decir que, aun así, debe jugar siempre. Expresión en que hay una incompatibilidad indudable.
Rayo y Madrid jugaron un partido emocionante. Puesto que la pelota circulaba con velocidad y precisión. Aunque el dominio de los visitantes se iba acentuando a medida que transcurrían los minutos. Al Madrid le cuesta lo indecible hacer goles frente a equipos que se repliegan con todas las líneas juntas y muy cerca de su área. Normalmente, Benzema y Vinicius -de Marco Asensio ya hemos hablado- son quienes logran doblegar a sus adversarios. Todo el peso atacante recae sobre ellos. Y no siempre están lo lúcidos que quisieran. Lo cual no deja de ser un problema.
Cuando parecía que el empate era posible y que éste le daría al Sevilla una tonelada de optimismo, surgió la jugada clásica entre Vinicius y Benzema. Así que el segundo logró el tanto de una victoria que era necesaria para evitar que el equipo hispalense se hiciera a la idea de que ser Campeón del torneo de la regularidad era más que posible. En suma, el Madrid ganó un partido complicado. Y lo hizo, como viene siendo habitual, con jugada de Vinicius y Benzema. Con una defensa magnífica. Y con un portero excepcional. Courtois interviene poco, dado que actúa en un equipo grande, pero jamás está en Babia. Lo que tiene mucho mérito.
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