Camaleones

Estando yo en 2º de Bachiller había un profesor que nos hablaba de los animales porque era amante de la naturaleza. Lo hacía en cuanto se le presentaba la ocasión. Así que los jueves por la tarde, aprovechando el permiso que se nos concedía para jugar a la pelota en un descampado cercano al pinar de la playa, solía adentrarse en el bosque para observar a los camaleones que por allí pululaban. Un día nos reunió para explicarnos por qué el sentimiento fuerte imprimía a la piel de ese lagarto una tonalidad diferente, teniendo un ejemplar entre sus manos.

He aquí lo que nos dijo entonces: "Cuando el camaleón está alegre su piel es verde esmeralda con listas parduzcas y negras; cuando tiene miedo, como ahora, su piel se torna de color amarillo pálido; si se irrita, la piel se vuelve oscura, amoratada". Terminada su explicación, lo devolvió a su lugar y nosotros supimos algo más de ese reptil que habitaba en nuestro bosque -cercano a la Playa de la Puntilla- y también por el 'Camino de los enamorados'. 

Es el camaleón símbolo de hombre astuto, disimulado y sagaz, que fácilmente se acomoda al gusto y parecer de la persona con quien trata para engañarla. Significa también el lisonjero y adulador, que si lloráis llora, y si reís ríe, y si a mediodía decís que es de noche, os dirá que es así, que él ve las estrellas. En todas las profesiones cuecen habas. Es decir, hay personas acomodaticias y dispuestas a cambiar de actitud, adoptando en cada caso la más ventajosa.

Con la llegada de El Grupo Independiente Liberal a esta ciudad, a finales del siglo XX, no declararse seguidor de esas siglas era motivo suficiente para ser repudiado y, por supuesto, para quedarse sin la menor oportunidad de acceder a cualquier empleo. Las personas que se enfrentaron a las huestes de Jesús Gil, pocas, la verdad sea dicha, fueron perseguidas sañudamente. Aún recuerdo cómo nuestro alcalde, funcionario estrella del Ayuntamiento en aquella época, buscó cobijo en la Delegación del Gobierno. Y de allí salió como secretario general del Partido Popular y además fue alcalde tras un voto de censura al GIL.

Juan Vivas me dijo un día que él había ayudado a todas las personas pertenecientes al GIL por ser éstas muy valiosas. Y se quedó tan pancho... Pronto comprendí que los cambalaches habidos entre partes para investir como alcalde a Vivas no habían sido porque éste fuera alto y guapo, que no lo es, sino por compromisos adquiridos entre tirios y troyanos. El único ganador de aquella farsa fue, sin duda, el hombre que lleva 21 años dirigiendo los destinos de esta ciudad. A quien han destacado recientemente por ser conocido por todos los ciudadanos. Lo cual es para tomárselo a cachondeo.