Real Sociedad-Villarreal
La victoria del equipo castellonense se debió una vez más al acierto de su mejor delantero: Gerard Moreno. Autor de dos goles. El tercero lo obtuvo Chukwveze. El equipo donostiarra no da pie con bola desde que perdió con el Madrid. Y, por si fuera poco, Oyarzabal -su mejor jugador- fue expulsado por entrar duramente y por detrás a un rival. Lo cual no es nuevo en él. Aunque de lo que yo quiero hablar es de Gerard Moreno: Futbolista como la copa de un pino. Quien, con todos mis respetos para el Villarreal, hace ya tiempo que debería estar en un club de los mejores del mundo. GM es listo, veloz de pensamiento y con cualidades técnicas sobresalientes. Borda su cometido como falso nueve y además marca goles. Sería, sin duda, por poner un ejemplo, muy válido para competir con Benzema en el Madrid.
Barcelona-Elche
El juego del Barcelona causa grima. Tanta o más que su fragilidad defensiva. Su triunfo frente al Elche, cuya debilidad en todas sus líneas se ve a una legua de distancia, se debió a la suerte de contar con dos o tres jugadores jóvenes que se dejan el alma en el césped. Sergio Busquets, una vez más, dio un recital de cómo carece de cualidades para proteger a su defensa cuando ésta lo necesita. Lo inexplicable es que jamás reciba críticas negativas a su labor. Es, sin duda, el jugador más protegido por la prensa deportiva nacional. En fin, la victoria del equipo azulgrana no fue óbice para comprobar que, jugando como hoy, no le basta para quedar entre los cuatro primeros.
Sevilla-Atlético de Madrid
Los entrenadores de ambos equipos son muy parecidos. Tanto Lopetegui como Simeone son partidarios de una disciplina espartana en los marcajes y usan el contraataque como arma muy principal. Primera parte, pues, emocionante. La cual acabó con empate a uno. Golazo de Rakitic en los primeros minutos y Felipe de cabeza obtuvo el empate poco tiempo después. A partir de ese momento el encuentro tuvo más de lucha libre que de juego. Pero acabó imponiéndose el Sevilla con el tanto marcado por Ocampos cuando el encuentro daba ya las boqueadas.
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