Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

martes, 28 de diciembre de 2021

El viernes es 31 de diciembre

 

¿Y qué quieres decir con eso, Manolo?... Me pregunta Eduardo Castillo, amigo desde que vestíamos pantalones cortos, durante una larga conversación telefónica. Eduardo, te lo digo porque me consta que tú has celebrado siempre el Fin de Año por todo lo alto. Es más, recuerdo que tus amigos, que eran pocos pero fiables, delegaban en ti todo lo correspondiente a la organización de la cena y de la fiesta a partir de las doce de esa noche mágica. 

-Verás, Manolo, se me olvidó decirte, en su día, que llevo tres años sin celebrar la Nochevieja. Por motivos varios y que no vienen al caso sacar a colación. Así que pasaré la noche en casa, que es donde mejor se está en una época en que el Covid-19 nos acecha en el sitio menos esperado. Te seré franco: Tengo mucho miedo a un virus que nos ha recordado que somos más frágiles de lo que pensábamos. El bicho ha sembrado el mundo de muertos y ha arruinado vidas y haciendas. Demostrando que, además de maligno, es tan astuto como para hacer que los científicos den palos de ciego. ¿Me puedes decir qué piensas tú al respecto?

Si te refieres a las propiedades de las vacunas, como parece ser, mentiría si no te dijera que acudí presto a cada llamada para ser pinchado. Por estar convencido de que con las tres dosis estaría a salvo de infectarme. Pero con el transcurrir de los días las dudas se han apoderado de mí, debido a que los efectos secundarios van aflorando. Aunque sean más soportables, por ahora, que contagiarse de un virus que mata. De ello pueden dar pruebas evidentes los sanitarios. Hasta el punto de que muchos andan todavía sobrecogidos por el drama vivido y por saber que se jugaron la vida en ese empeño de salvar a los pacientes. 

En los hospitales, querido Eduardo, aún reina el temor entre los profesionales de la medicina. En los recintos hospitalarios, por más que la situación no sea la misma que hace meses, se nota la huella trágica que ha dejado el virus. Pero sus profesionales, esos a los que les debemos la vida en ocasiones, han salido de esta guerra con la fuerza necesaria para ayudarnos en todo momento.  Así que, además de agradecimiento, todos merecen nuestra consideración. Por consiguiente, brindemos por ellos en noche tan especial. Querido Eduardo: un abrazo y feliz Nochevieja en tu domicilio.





 



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