Pensando en el derbi madrileño me viene a la memoria el nombre de Santiago Orgaz Fernández, conocido futbolísticamente por el sobrenombre de Verde; quien, a mediados del siglo pasado, defendió la camiseta del Atlético de Madrid en cien partidos. Santiago, en su etapa como jugador rojiblanco, coincidió con Joaquín Peiró y Enrique Collar: Leyendas del fútbol español. Verde era un tipo encantador. Por ser ocurrente, sin estridencias, compartir una sobremesa con él era un artículo de lujo.
A mí me lo presentó Pepe Jiménez, El Bigote, en Casa Lucio (Madrid) Y luego, cuando Verde decidió veranear en El Puerto de Santa María, donde a mí me nacieron, tuve ocasión de conocerlo más y, naturalmente, de reírme de lo lindo con sus anécdotas; porque las contaba de manera sin igual. Siempre recuerdo la siguiente: El Atlético de Madrid, según él, fue llamado para participar en uno de los primeros Teresa Herrera: Trofeo coruñés que alcanzó gran relieve en su día.
El ofrecimiento se produjo porque a los organizadores les había fallado otro equipo de alto copete y el Atleti, que entonces tenía la caja de caudales limpia hasta de papeles, dejó el orgullo a un lado y dijo que sí a la propuesta. Así que la directiva hubo de echar mano de jugadores del Rayo Vallecano, filial del conjunto rojiblanco en esa época, y pedir el concurso de futbolistas del primer equipo que ya estaban de vacaciones en Madrid.
Contaba Santiago Orgaz, Verde, que el partido frente al Shalke 04 destacó por su dureza y que él, como capitán, estuvo a la altura de las circunstancias. Francisco Franco, que veraneaba en El Pazo de Meirás, presidió el encuentro. El Caudillo, llegado el momento de entregarme el Trofeo, me dijo que me había empleado con mucha contundencia. Y a mí se me ocurrió responderle: "Excelencia, ¿acaso usted ganó la guerra tirando peladillas?".
Mi desparpajo, decía el jugador del atlético, ante la mirada atónita del marqués de Villavicencio, rojiblanco fetén, le hizo mucha gracia al Caudillo. De ahí que, mediante persona cercana a él, yo lograba que atendieran mis peticiones de compra de camiones Pegaso para mi negocio de transportes. Pues en aquella época todo estaba racionado.
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