Hace dos días se celebró en Valencia la Convención Nacional del Partido Popular. Dado que el acontecimiento político no ofrecía para mí ningún interés, a pesar de que la intervención de nuestro alcalde me aseguraba tema para opinar, decidí no verlo. Y tampoco le presté la menor atención a lo que se dijo en los medios hablados o escritos. Así que ha sido hoy cuando me he enterado de lo que dijo Juan Vivas en su disertación: "Ceuta es la capital del respeto y la concordia". Y, aunque detesto torear a toro pasado, no me resisto a emitir mi parecer.
Juan Vivas, que tiene sus virtudes, a veces pierde la prudencia, se enciende, mete la pata, y, metiendo la pata, queda "a la Altura del betún". ¡Qué precio tan absurdo tiene que pagar a veces nuestro alcalde por hablar más de la cuenta cuando se sube a un escenario! Parece mentira que un político que lleva dos décadas gobernando trate siempre de adornar su oratoria con frases tan repetidas que llegan a perder su encanto. O bien que no pegan ni con cola
Nuestro alcalde, por si ustedes no lo saben, hubiera dado lo que no tiene, a pesar de que jamás se distinguió por meterse la mano en el bolsillo, por ser poeta. De ahí que en sus prédicas siempre recita un retazo del poema dedicado a Ceuta por el poeta López Anglada. Sin darse cuenta de que su insistencia no sólo aburre a la concurrencia sino que convierte el poema en una frase común. Es decir, que lo desencanta. Y no hay derecho...
A propósito, lo que no pega ni con cola es la frase que ha pronunciado recientemente: "Ceuta es la ciudad del respeto y la concordia". Y nuestro alcalde se ha quedado tan pancho. Menos mal que ha habido quien le ha dicho, con celeridad y acierto, que si las trifulcas que se producen en las sesiones plenarias sirven como ejemplo de comportamiento para los ceutíes. O sea.
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