El Madrid defiende pésimamente

Decir que el Madrid es actualmente un equipo al que le han perdido el respeto sus rivales es axioma. Afirmación que es admitida hasta por quienes son forofos recalcitrantes del equipo blanco. Courtois ha encajado 10 goles, que son muchos, a pesar de que ha destacado sobremanera en todos los partidos. Lo cual evidencia que el equipo no defiende bien. Por no decir que lo hace pésimamente. 

Defender es labor que corresponde a todos los futbolistas. Es una trabajo del que nadie puede llamarse andana. Lo que no entiendo es cómo Carlo Ancelotti les permite a sus hombres que se hagan los desentendidos cuanto toca robar balones o presionar a sus rivales para que no campen en el césped por sus respetos. Vamos, como Pedro por su casa... La organización defensiva corresponde organizarla al entrenador. Y por tanto ha de ser ejercitada con disciplina espartana.

Produce grima ver actuar al equipo blanco cuando no está en posesión de la pelota. Cada cual hace la guerra por su cuenta. Los hay que se quedan mirando las musarañas; otros hacen de palomeros; y quienes se dignan defender lo hacen en desventaja y bisbiseando maldades contra quienes no tienen ni un ápice de espíritu de sacrificio. En el Madrid se ha impuesto, según vemos, esa frase tan manida que decían los futbolistas acomodaticios en los tiempos de Maricastaña: "Correr es de cobardes...". 

El técnico del Madrid no es un cualquiera. Estamos hablando de un tipo que ha sido destacado jugador en Italia y entrenador grande desde hace hace ya mucho tiempo. Por lo que no concibo que haya descuidado la organización del sistema defensivo de su equipo. Tampoco creo,  de verdad de la buena, que se le haya ocurrido decirles a sus hombres en un momento de euforia algo parecido a lo que se cuenta que Luis Molowny les decía a los jugadores en su época de entrenador: "Salgan al campo y jueguen como ustedes saben". 

En suma, no defender bien en el fútbol es un problema que conduce casi siempre por la senda de la derrota. Genera desconfianza entre líneas. Y, en un momento determinado, es causa de riñas entre compañeros. Es un mal que cuando arraiga cuesta lo indecible erradicarlo. Así que bien haría Ancelotti en tomar nota de cómo se realiza esa labor en el Atlético de Madrid.