En la víspera del partido opiné que el centro del campo del Betis -compuesto por Guido, Guardado, Canales y Fekir- dominaría esa zona vital del terreno de juego si Ancelotti le opusiera a Valverde, Casemiro e Isco. Decisión que bien podría calificarse de anormal. Sobre todo si nos ateníamos a la posición de Isco jugando emparedado entre Vinicius y Miguel Gutiérrez por el lado izquierdo. Pues nada peor para ambos jóvenes que verse limitados en sus acciones por un futbolista que juega a su libre albedrío y que no es apto para defender. Y, claro, no hacía falta ser mago para acertar plenamente.
Los ataques del equipo verdiblanco por el costado izquierdo del Madrid eran evidentes. Menos mal que Miguel Gutiérrez salió ileso de la prueba a la que lo sometieron sus rivales. Lo que no entendía es por qué Ancelotti no tapaba esa vía de agua por la cual el equipo local buscaba afanosamente el gol. Sin duda por considerarla Manuel Pellegrini de una fragilidad supina. Sin embargo, el Betis fue a menos por la poca participación de Canales. El cántabro no tuvo su noche y todo el trabajo recayó en Fekir. Demasiada carga para el jugador franco argelino.
En cuanto al ataque del Madrid, Bale y Benzema pasaron inadvertidos... Distraídos, como si el asunto no les concerniera en absoluto. Así que el empate a cero era fiel reflejo de lo que había ocurrido en el primer tiempo. Juanmi pudo marcar en la segunda parte. Pero estuvo desacertado. Y, en la jugada siguiente, una combinación entre Vinicius y Benzema hizo posible el gol de Carvajal. Corría el minuto sesenta y el Betis no dio más de sí ni siquiera con los cambios. Aunque tuvo el gol del empate cuando faltaban treintas segundos para el final del partido. La actuación de Miguel Gutiérrez fue sobresaliente.
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