Hay equipos que ganan todos los partidos en la pretemporada e incluso lo hacen jugando bien. Lo cual enardece a sus seguidores y los hace soñar con la consecución de logros durante la temporada. Muchas veces esas ilusiones no se cumplen porque el club de sus amores no dio la talla esperada. También es frecuente que suceda lo contrario. Aunque lo normal es que los equipos grandes impongan su categoría desde el primer día; debido a que están obligados a ganar porque hace ya mucho tiempo que no existen los llamados partidos amistosos.
El Madrid no le ha ganado ni al Glasgow Rangers ni al Milán. Y su juego ha sido decepcionante. Cierto es que en ambas citas no han estado Kroos, Valverde, Asensio, Mendy, Hazard, Militâo, y tampoco Benzema. Goleador la temporada pasada y a quien Ancelotti habrá de tratar como oro en paño. Y sobre todo adaptar el sistema y el estilo de juego acorde con las cualidades que atesora el internacional francés.
La temporada pasada se demostró, una vez más, que el juego de Isco no le sienta bien al Madrid. Y que su presencia en el césped influía negativamente en la labor de Karim Benzema. Por razones obvias: regates innecesarios en el centro del campo; lentitud en las acciones; desmarques sin ton ni son, y un deseo de acaparar el balón tan innecesario como perjudicial para el conjunto. Isco nunca aprovechó las oportunidades que le dieron como media punta o segundo delantero. Situación que le habría aportado indudables beneficios. Y, sin embargo, acepta jugar por delante de Marcelo en el costado izquierdo. Lo cual es una auténtica aberración futbolística.
¿Cómo es posible que dos jugadores anárquicos y muy limitados físicamente se hayan hecho con sus respectivos rincones de seguridad para divertirse ellos con un fútbol pasado de moda?... Aportando, salvo momentos concretos, tan poco e influyendo para mal en el rendimiento de unos compañeros que han de multiplicarse en tareas defensivas. El fútbol ha evolucionado muchísimo. Y conviene recordar que ese progreso exige que los jugadores sean potentes, técnica y tácticamente buenos y disciplinados. Y, por supuesto, la imaginación les será siempre respetada si la finalización es rentable.
En fin, ni Isco ni Marcelo están en condiciones de jugar y mucho menos formando un tándem en la banda izquierda. Por la que el Madrid se desangra defensivamente y perjudica notablemente el juego de conjunto y las posibilidades de dominar los partidos. De ahí que tan escaso dominio haga posible que los porteros rivales intervengan muy poco. Y, claro, los goles no llegan. Ancelotti debería solucionar cuanto antes ese problema de Isco y Marcelo.
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