Ana González se mantiene en sus trece: "Mientras yo sea alcaldesa de Gijón no se celebrarán más corridas de toros en la plaza de El Bibio". Porque la monterilla considera que el espectáculo taurino no corresponde al siglo XXI por maltratarse a un animal. La señora González pertenece al PSOE. Así que flaco favor le hace a su partido. El cual nunca se mostró contrario a la supresión de la Fiesta Nacional. Ana González no tiene pinta de ser vegetariana. De modo que consumirá mucha carne procedente de los mataderos...
Antes de la fatídica pandemia era admirable constatar la afluencia masiva de los turistas a nuestras plazas de toros. Muchos de lo que asistían quedaban enganchados para siempre a la afición taurina. Hay peñas taurinas en bastantes países europeos. Por supuesto que en el sur de Francia la afición es enorme, y plazas como las de Nimes, Mont-de- Marsans o Bayona figuran en el calendario como ferias importantes y con gran afluencia de público.
Pero no sólo en Francia, sino en la misma Gran Bretaña existen buenos y verdaderos aficionados que venían a la Feria de Sevilla o a la de San Isidro a presenciar corridas de toros. Nadie puede negar el interés que siempre han despertado los toros en los medios intelectuales o artísticos, no sólo españoles sino extranjeros, desde la época romántica. Desde hace tiempo asistimos al auge de unos extraños movimientos en contra de la celebración de las corridas de toros en España. ¿Qué pretenden los encargados de atacar a nuestra fiesta nacional? ¿Son los tontos útiles manipulados sutilmente y a distancia por fuerzas ocultas?
La alcaldesa de Gijón, sin embargo, como todos y todas las de su cuerda, nada dice sobre otras crueldades que nos rodean a todas horas, como la inseguridad ciudadana que invade a todos los países democráticos, en donde el navajazo, el asalto y la intimidación están a la orden del día. Tampoco menciona deportes que como el boxeo, la lucha libre y las artes marciales llevan a luchar a las personas unas contra otras por un simple estipendio. Las carreras de automóviles, desde los rallies hasta la fórmula I, en las que se producen muertes todos los años, incluso entre los espectadores.
Si lleváramos a extremos absolutos el amor por los animales, no podría haber ni carreras de caballos, en las que se hace correr al animal hasta la extenuación con grave deterioro para sus extremidades, ni concursos hípicos, en los que a veces se barrea o se hace saltar al caballo en los entrenamientos sobre hilos electrificados para que pueda salvar los obstáculos con limpieza. Y así podríamos ir enumerando espectáculos deportivos peligrosos.
Al final, Excma. Sra. Alcaldesa de Gijón, el toro, como muchos otros animales criados únicamente con fines alimenticios, termina en las carnicerías. Ahí, todos iguales. Y seguro que usted, si no es vegetariana, habrá saboreado carne de 'toro al aire de Navarra' en cualquier restaurante de esa su tan maravillosa Asturias Patria Querida. Que la vaya bien, doña Ana, y procure por todos los medios no aprovechar las corridas de toros para ocultar su falta de programa político.
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