Salvador Ortigosa, conocido por mí desde hace la tira de tiempo y lector de este blog, me llama por teléfono para decirme que le ha parecido bien lo que he escrito acerca de las innumerables alabanzas que sigue recibiendo Pedri por sus actuaciones con la Selección Española. Reconoce que el exceso de elogios no le favorece a un jugador en edad temprana. Lo han puesto en los cuernos de la luna; es decir, lo han situado en el más alto pedestal. Lo cual, amigo Manolo, tiene su peligro...
Poner a alguien en los cuernos de la luna es una expresión que a mí me gusta. Aunque muchas veces, Salvador, tomo prestada la de Antonio Gala: "En la cresta de la ola". Pocas expresiones tan exactas para definir la altura y la precariedad simultáneas de quien sube como la espuma, impulsado por una fuerza ajena, porque, aunque haya hecho méritos suficientes para reclamar la atención, esa forma momentánea de exhibición es siempre provocada desde el exterior y por un interés ajeno, lo cual lo transforma en dependiente, sea con su consentimiento o a su pesar".
En la cresta de la ola hay soledad y vértigo. A la cresta de la ola se asciende sin equipaje, y se queda expuesto al inexplicable capricho de la mar. Puede leerse en El don de la palabra.
Salvador cambia de tercio: ¿Qué te parece cómo se está desarrollando el Tour de Francia?
Querido Salvador, creo haberte dicho, en otra ocasión, que no veo el Tour desde que corría Alberto Contador. Aunque yo nunca fui muy aficionado al ciclismo. Tampoco al baloncesto; excepto cuando juega el Madrid. Y no tengo inconveniente en airear que soporto el tenis si juega Nadal. Sí, claro que sí, con el paso de los años me he vuelto más selectivo en todos los aspectos. Llevas razón.
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