Pablo Casado y la frontera de Ceuta

Pablo Casado ha convertido en costumbre venir a Ceuta cada vez que hay problemas en la frontera. No pocas han sido las veces que ha viajado a esta ciudad para, según dice él, darle ánimos a Juan Vivas - compañero y alcalde de esta ciudad- y, de paso, felicitar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por cumplir su cometido como mandan los cánones. 

Dado que ya me sé de memoria su discurso, decidí no opinar esta vez sobre su estancia aquí. Lo cual no quita para que hoy me haya dado por releer algunos artículos acerca de los anteriores viajes del presidente del Partido Popular. Y me ha interesado lo que escribí el 31 de julio de 2018 sobre quienes tienen la obligación de prohibir la entrada de inmigrantes que tratan de sortear las vallas y que copio literalmente. 

"Tarea ímproba la de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuando no peligrosa y expuesta en todo momento a recibir las más injustas reprobaciones de quienes usan todos los medios de comunicación para difundir imágenes que incitan al odio hacia los guardias civiles o policías nacionales". Y digo lo siguiente: "Si usted pregunta por el significado de anomia a los que no dejan de gritar a los cuatro vientos contra quienes están obligados a defender nuestras fronteras de ataques bárbaros, se te quedarán mirando como si les estuviera hablando un loco".

Anomia, señores, es concebida no tanto como ausencia de las leyes, sino como "un conjunto de situaciones que derivan en la carencia de normas. Anomia es un fenómeno que puede tener consecuencias más graves que el choque de civilizaciones, de culturas, o, sobre todo, de sociedades, grupos sociales y personas. Así que estamos asistiendo al nacimiento de una nueva barbarie basado en la ausencia de normas". 

El término anomia fue inicialmente acuñado por el sociólogo francés, Émile Durkheim; según consta en el Diccionario de Antropología