Todos conocemos la importancia que tiene el sueño para que nuestro organismo funcione bien. De ahí que los médicos nos aconsejen al respecto. No dormir bien quebranta la salud. Pasar una noche en blanco es sinónimo de no dar pie con bola al día siguiente. A mí me gusta irme a la piltra antes de las doce de la noche para levantarme de mañana y caminar una hora y media con el ritmo adecuado a mi condición física. Dormir adecuadamente es el mejor reparador de fatigas y por tanto el mejor estímulo para afrontar las tareas diurnas.
Ayer pasé casi toda la noche en vela. No estuve en ninguna fiesta. De verdad de la buena. Simple y llanamente hube de soportar que los empleados de una contrata dedicada a reparar pavimentos empezaran a currelar a las tres de la tarde y dieran de mano de madrugada. Es decir, a las cuatro. Yo vivo en la Avenida del Ejército Español y por tanto creo que muchos vecinos no habrán podido cerrar los ojos en toda la noche. Y hasta tengo la certeza de que algunos acabarían desquiciados de los nervios por mor de los ruidos continuos y ensordecedores de las máquinas y voces de los operarios.
Los operarios no tienen culpa alguna. Ellos se limitaron a cumplir con el horario que les indicaron quienes tienen poder de decisión. Aunque alguien me ha dicho que la empresa propuso empezar a las ocho de la mañana para acabar a las ocho de la tarde, más o menos. Y que las autoridades dijeron que nanay de la China. Y ordenaron comenzar a las tres de la tarde y sin límites de horario. Habría que preguntarle a nuestro alcalde si acaso hubiera sido tan permisivo si esta reparación se hubiera llevado a cabo en calles céntricas.
Cuando suceden estos casos, que no dejan de ser imposiciones de quienes no piensan en los demás, uno entiende que haya gente que odie a los gobernantes. Lo ocurrido ayer en la Avenida del Ejército Español, amén de ser una injusticia cometida contra los vecinos, fue también una imprudencia a sabiendas de que ella repercutiría negativamente en muchas personas que necesitan el silencio de la noche como sedante. Sin ánimo de hiperbolizar: tan insoportables fueron los ruidos continuos y ensordecedores de las máquinas como las voces de los operarios que se produjeron desde las tres de la tarde hasta las cuatro de la madrugada. Y alguien debería dar las explicaciones oportunas.
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