Me había prometido no decir ni pío acerca de lo que le ocurrió a Eriksen durante el partido Dinamarca-Finlandia. Pero, tras haber leído el artículo firmado por el director del diario Marca, bajo el título Christian Eriksen, uno de los nuestros, no he podido resistirme a escribir estas líneas. El citado periodista accede a la tragedia para contarnos algo que, desgraciadamente, ocurre todos los días y en todo el mundo; es decir, que hay muchísimas personas a quienes se les para el corazón para siempre. Y otras muchas que tienen la suerte de ser atendidas en el momento preciso y se libran de viajar a ese lugar del cual nunca se vuelve. Todas esas personas, por si el reseñado periodista lo ignora, forman parte de nosotros.
Tras desplomarse Eriksen, su vida dependía de la rapidez con que los servicios médicos actuaran. Después de la intervención de los sanitarios y el consiguiente traslado a la ambulancia dije para mi: el jugador danés llegará al hospital y dentro de dos o tres días estará durmiendo en su casa y sometido al tratamiento adecuado para su afección cardiaca. Y, desde luego, valoré la suerte que había tenido por ocurrirle el percance en el lugar adecuado para ser atendido inmediatamente. A partir de ahí le espera cumplir a rajatabla lo indicado por el especialista.
Tras el diagnóstico, el paciente se centrará en lo que tiene que hacer. Pero a veces sentirá un miedo que dura cierto tiempo y que aparece por cualquier molestia en el pecho, brazo o pierna. Lo que hace que la persona esté siempre en tensión. Lo cual es lo menos conveniente para su recuperación. En realidad, lo ocurrido no se le olvidará nunca. Pero luego se ve haciendo cosas que había desechado. ¿Es posible olvidar algo así tan pronto? No. Aunque ayuda a darle más importancia al presente.
La verdad es que todo el que ha pasado por una experiencia traumática acaba por ir recuperando algunas de sus costumbres. De vez en cuando, la mente le juega una mala pasada; sobre todo cuando tocan las revisiones. Las ayudas de los médicos son vitales. Y también la de los familiares. Un infarto cambia la vida de las personas. Y mucho más si son jóvenes. Como es el acaso de Eriksen. Pero su más que posible buena posición económica, le ayudará a salir adelante mejor que muchos otros.
Por consiguiente, los párrafos escritos por el director de Marca -sobre lo sucedido- me parecen absurdos por trágicos e improcedentes. Verbigracia: "Un viento helado, aterrador, recorre Europa... Christian Eriksen acaba de caer desplomado en el césped y la angustia se apodera del planeta fútbol. Da igual la camiseta del jugador tendido, no importan los colores, que más da cual sea su selección. Es uno de los nuestros...". O sea, que hay que ser futbolista para pertenecer a la casta del director del diario Marca.
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