Charla con Jesús Martínez Bea

No es la primera vez que escribo de él. A quien considero amigo desde que tuve la suerte de tenerlo como jugador -temporada 82-83- en la Agrupación Deportiva Ceuta. Jesús Martínez Bea, 'Suso Bea' para sus más allegados, ha sido uno de los futbolistas más apreciados por mí durante mis no pocos años como entrenador. Cuando sale a relucir su nombre, siempre lo describo como un tipo alegre, disciplinado y un ejemplo para sus compañeros. Ni que decir tiene que era un central como la copa de un pino. 

Mi amigo fue nacido en  Portonovo (Pontevedra). Jugó en Orense, Pontevedra, Sevilla, Deportivo Alavés, Lorca y Agrupación Deportiva Ceuta. Reside en Sangenjo (en gallego y oficialmente Sanxenxo): pueblo de la provincia de Pontevedra. Solemos llamarnos por teléfono cuando lo creemos conveniente. Es decir, que no lo hacemos con asiduidad. A fin de evitar que nuestras conversaciones carezcan de interés para ambos. Lo cual considero imposible. Pero por si acaso... 

Hoy lo he llamado y hemos hablado de fútbol. Y, como siempre, he aplicado el oído para empaparme de cuanto me dice acerca de su paso por Ceuta y de lo que piensa del balompié actual. Suso, como en el es habitual, ha elogiado a algunos compañeros que salieron a relucir durante la charla. Sigue teniendo muy buen concepto de Jorge Valdano. Con el que jugó en el Deportivo Alavés. También reconocimos la calidad que tenía Urquía: jugador hondureño que tuve yo en el Mallorca y que fue compañero suyo en Vitoria. 

Hablando de centrales de los años setenta y ochenta, Bea mencionó el nombre de Mario como uno de los zagueros más destacados de aquella época. Y se expresó así: "Aun no sé cómo ese jugador no logró jugar en un equipo de los grandes". Eso mismo me sigo preguntando yo... Pues tuve a Mario conmigo varias temporadas. Dicen que Mestre, entrenador del Valencia entonces, creyó conveniente darle la oportunidad a Miguel Tendillo, valenciano él, antes que al barbateño Mario. En fin, siempre es necesario contar con la suerte en el momento preciso.

También pegamos la hebra acerca de la política y de los políticos. Pero, cuando llevábamos unos minutos opinando al respecto, decidimos cortar de raíz la conversación y dimos paso a las palabras de despedida.