Cada vez que se escribe de los errores cometidos por Zinedine Zidane en algunos partidos, siempre los hay dispuestos a recordar todo lo ganado por el francés como entrenador del Madrid. Si en el fútbol no existiera la división de opiniones, el más importante de los deportes perdería parte del enorme interés que suscita antes y después de los partidos. Reconozco que a veces las críticas son agrias. Pero ello me trae a la memoria lo que decía Graham Greene al respecto: "Se puede hacer una guerra sin piedad contra los guapos, los listos y los triunfadores, pero no contra los que no tienen ningún atractivo". Y los de ZZ son tan conocidos como irrebatibles. Así que no hay por qué reseñarlos.
Nunca me cansaré de decir que ser entrenador de fútbol es muy difícil. Dado que es un deporte tan apasionante como para que millones y millones de personas estén convencidas de que saben tela marinera de un juego incomparable con ningún otro. Capaz de alegrar la vida de muchísima gente y asimismo de ponerlas en el disparadero cuando llegan las derrotas. Les suele suceder a quienes la pasión les ciega el poco conocimiento que tengan. Y además suelen hablar, casi siempre, por boca de ganso. Tales aficionados no causan trastorno alguno. Puesto que para ellos, así ha sido siempre, lo que hoy es negro por la derrota mañana será blanco por la victoria.
Eso sí, todo cambia cuando son profesionales de la pluma los que emiten pareceres dejándose llevar por sus gustos, por amistad o por motivos improcedentes. Es entonces cuando bien podría decirse que tratan de darnos gato por liebre. Casi todos suelen hacerle el artículo a futbolistas encumbrados y pocas veces se permiten el lujo de contarnos sus debilidades. Lo cual no deja de ser desconocimiento del oficio o bien motivo de engaño. No sé lo que será peor. Verbigracia: Sergio Ramos lleva muchísimos años disfrutando de un trato más que amable por quienes copan emisoras de radio, periódicos y televisiones. Pero jamás se han atrevido a contarnos los defectos que tiene y que han ido acrecentándose con el paso del tiempo.
Ayer, precisamente, quedaron casi todos expuestos en Stamford Bridge. La actuación de Ramos provocó un desbarajuste defensivo que no se había producido durante todo el tiempo que él había estado sin jugar. Pues bien, analistas, opinantes y periodistas que habían estado dando la matraca sobre lo conveniente que sería que el 'Gran Capitán' jugara para ejercer su reconocido liderazgo frente al Chelsea, no han tenido más remedio que reconocer cómo su futbolista predilecto anduvo dando barquinazos en ese barrio de Londres. Con lo fácil que hubiera sido para Zidane evitarle ese mal trago. Pero éste se dejó llevar por la corriente. Lo cual sí merece que se le señale como culpable. Y sobre todo por cómo compuso la defensa. Y es que el parche de Vinicius como lateral y la alineación de Ramos no debieron producirse nunca. Pero lo peor fue que Zidane dejara transcurrir mucho tiempo sin enmendar sus yerros.
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