Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 1 de abril de 2021

Los cofrades deben rezar

Nunca he sido yo cofrade. También he carecido de paciencia para ver tronos, andas y pasos sentado, en pie o desde un balcón con vistas de palco de platea. Aunque he admirado las imágenes en el interior de las iglesias con el debido recogimiento. Y debo decir que siempre he salido gozoso del escenario. Lo cual no obsta para que entienda a quienes desean fervientemente la llegada de la Semana Santa para ponerse la túnica de sus hermandades. 

Las procesiones de Semana Santa son en marzo o en abril. Y ya se sabe lo que dice al respecto el libro de los refranes: "Agua de primavera, si no es torrencial, llena la panera". Las lluvias de primavera suelen ser muy intensas. Así que los capillitas y las capillitas, sabedores de que marzo y abril son meses de gran inestabilidad y es frecuente que el mismo día haga sol y llueva, miran al cielo a la par que imploran a todos los santos habidos y por haber para que cese el temporal.

Cuando a los devotos de la Semana Santa se les ha propuesto cambiar de fechas las salidas de los pasos para lucirlos por un recorrido engalanado para la ocasión, esgrimen los motivos que tienen para no hacerlo. He tenido amigos que lloraban a lágrima viva cuando las procesiones eran supendidas por mor del mal tiempo.  El problema es que casi siempre, en esta época, suele llover  más que cuando enterraron a Bigote. Frase para señalar que llueve mucho como cuando enterraron a Fermín Salvochea, llamado Bigote por el pueblo gaditano, entre cariñoso y guasón.

El coronavirus obligó a suspender las procesiones del año pasado y la misma suerte ha corrido el actual. En la gran celebración del año -en la que el sentimiento religioso se une a la importancia que tiene en lo económico-, la hostelería se verá privada de clientes locales y foráneos. Lo cual aumentará el número de parados y ahondará más en la herida de la pobreza. A los cofrades sólo les queda rezar a sus imágenes preferidas, aunque llueva o ventee, para que termine este calvario. Pues me imagino que a ellos les prestarán más atención. 

 

 

 

 

 


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