Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

viernes, 12 de marzo de 2021

Millones de parados

Mas de cuatro millones de parados es un peligro constante para el Gobierno presidido por Pedro Sánchez. Los desempleados se manifestarán a cara descubierta en cualquier momento. Nadie más que un parado responsable sabe cuánta tensión despierta sentirse inutilizado, ni cuánta humillación acumulan la búsqueda de empleos inferiores, las colas para sellar las cartillas del paro, el venga usted mañana, la petición de favores y el presentir que la gente tacha de vagancia, por si fuera poco, lo que es un vía crucis.

Más allá de la inquietud material -y uno la ha vivido-, el hombre privado de trabajo duda de sí mismo y de su capacidad. Un hombre sin trabajo, no me cansaré de decirlo, va de un lado para otro de la casa como un perro abandonado. Venido a menos, gacha la cabeza, y siempre con la susceptibilidad a flor de piel. Por lo que cualquier pregunta sobre su situación hace que su amor propio herido estalle con virulencia y las palabras apasionadas se salgan de su cauce y estalle el conflicto. 

Un varón sin trabajo se siente casi emasculado. Tanto si su mujer trabaja como si no lo hace. Muchos son los que pasan de ser agradables y cercanos a mostrarse huraños, huidizos, hoscos... Debido a que de la noche a la mañana les ha cambiado la vida y no saben qué decirles a los hijos acerca de cómo lo sucedido influirá en ellos. Ya nada será igual. Pues se verán obligados a modificar los hábitos de consumo y por supuesto han de renunciar a los caprichos que antes podían permitirse. 

Mientras el drama de millones de parados es ya una realidad, y la clase media ha ido a menos, la clase política está desacreditada. La gente no entiende que las Comunidades Autónomas y muchos Ayuntamientos se hayan convertido en empresas en las que son colocadas a dedo personas pertenecientes al partido que gobierna. Bien como asesores o como ayudante de otros asesores principales. Los cuales llegan, en muchos casos, con una excedencia de otro trabajo. Y qué decir de los sueldos de los políticos y de las subvenciones.

En fin, debido al virus no es tiempo para que se produzca una revuelta. Por más que las colas del hambre aumenten sin solución de continuidad. A propósito, un revoltoso no es un rebelde. La revuelta, dijo Octavio Paz en su momento, es una palabra que expresa muy bien la inquietud y la inconformidad de un pueblo que, aunque se amotine contra una injusticia, está dominado por la noción de que la autoridad es sagrada.

 

 

 

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