Pagar mucho dinero por un defensa nunca fue bien visto en el mundo del fútbol. Incluso se decía que en esa demarcación podía jugar cualquiera. Quienes opinaban a la ligera, tal vez lo hacían porque hubo una época en que muchos extremos con bajo rendimiento, tras un corto período de tiempo de prácticas, se convertían en destacados laterales. Sobre todo diestros. Es decir, que entonces escaseaban los zurdos. De ahí que el traspaso de éstos fuera complicado.
El problema sigue existiendo. Pues debido a que los entrenadores de los grandes clubs entienden que es primordial que el costado siniestro sea ocupado por futbolistas zocatos, a fin de que tanto en defensa como en ataque impere la racionalidad, los pocos que hay cuestan una pasta gansa. Hasta el punto de que los nombres de Alaba y Pau Torres no dejan de sonar como posibles fichajes para un Madrid que necesita cubrir ese puesto. Dado que a Sergio Ramos se le hace cada vez más díficil jugar a pierna cambiada. De hecho, Luis Enrique cuenta ya con los servicios de Pau Torres e Íñigo Martínez.
El primero no está entre los convocados por mor de una lesión. En cuanto a Ramos, si lo que el seleccionador quiere es que aumente su número de partidos con España, haría bien en colocarlo en el lado derecho de la zaga. Demarcación donde se le verían menos sus carencias. Que son ya muchas y muy conocidas por sus adversarios.
Tampoco le vendría mal a Luis Enrique meditar acerca del escaso rendimiento de Busquets cuando el equipo contrario contraataca y el futbolista azulgrana no hace nada como escudo de su defensa que es. SB aparece siempre que sus compañeros dominen el partido o que los contrarios jueguen con esa parsimonia que él requiere para hacerse notar con sus pases medidos y su deambular cansino.
Muchas han sido las veces que servidor ha opinado acerca de lo bien que a Busquets le ha venido el tiqui-taca para su carrera. Ese estilo de juego le ha permitido seguir en la brecha como futbolista de primera fila y admirado por quienes dicen conformarse con los tres o cuatro detalles exquisitos que a veces nos regala: una ruleta, un pase entre líneas, una anticipación o una interceptación de balón de higos a brevas. O bien un disparo desde la media distancia por temporada. Luego... La nada.
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