El PP se va de Génova

Dentro de unos meses, concretamente en julio, cumplirá Pablo Casado tres años como presidente del Partido Popular, tras derrotar en unas elecciones a Soraya Sáenz de Santamaría. Su victoria fue tan celebrada por los suyos como esperanzas depositaron en él. En esos momentos, todo hacía pensar que era la persona indicada para disputarle la presidencia a Pedro Sánchez. Pero los votos de VOX le aguaron la fiesta. Lo cual no mermó su crédito en ningún sentido. 

El presidente del PP tardó nada y menos en hablar de VOX como si fuera un partido compuesto por apestados de una derecha que no tenía razón de ser. Y, claro, su discurso disgustó sobremanera a los militantes immoderados de su partido. Cuando bien sabía él que necesitaba entenderse con Abascal para gobernar en algunas Comunidades Autónomas. Así que no tuvo más remedio que tragarse sus palabras.

Tampoco estuvo muy acertado al despedir a Cayetana Álvarez de Toledo. Temeroso el  señor Casado de que la portavoz popular le quitara con su verbo ardoroso e hiriente el sello de partido centrista. De modo que los simpatizantes y seguidores de Cayetana comenzaron a urdir contra él. La dureza empleada contra Abascal durante el debate de censura de VOX a Pedro Sánchez fue, sin duda alguna, una victoria pirrica. 

El resultado de las elecciones en Cataluña ha sido el mejor ejemplo de la pifia anterior. Derrota que el presidente del Partido Popular le ha achacado a Bárcenas por las declaraciones hechas por éste sobre el dinero negro empleado en la refoma de la sede madrileña. Y además ha anunciado que "el PP abandona la sede de Génova y que no volverá a hablar de sus antecesores para evitar el daño de la corrupción". Y, claro es, yo me he acordado inmediatamente de una leyenda.

La leyenda corresponde a los esquimales: "Ellos creen que no importa lo que hayan hecho en el pasado, no tienen más que subir a la cima de una montaña, desechar su antiguo nombre, adoptar uno nuevo y al bajar por la otra ladera dejarán atrás su ser anterior". Y aquí paz y después gloria. Pablo Casado, en menos de tres años ha dilapidado gran parte de su crédito. A partir de ahora deberá estar atento a todo lo que se mueva a su alrededor.