Detalles de un pleno

Hubo una época en la cual yo asistía a los Plenos de la Asamblea de Ceuta. Dado que la mayoría de las veces eran tediosos con avaricia, combatía mi abridero de boca estando a la mira de los posibles visajes correspondientes a los concejales participantes. Gestos exagerados, a veces, cómicos en otras, y sobre todo los había que llevaban calcado en el rostro una importancia desmedida. Tomaba cuatro apuntes y con ellos le daba vida a la crónica en el periódico donde prestaba mis servicios.

Verdad es que aquellos escritos sobre los plenos me causaron más disgustos de los previstos. Porque si hay algo que los políticos no digieren bien es la ironía. La burla fina es para ellos -ahora conviene decir también para ellas- como lo es el aceite de ricino. Y ya se sabe que los políticos heridos en su amor propio son más peligrosos que los jabalíes lisiados. En cambio, apenas se alteran cuando se les acusa de una vulgaridad en el decir porque está de moda... Aunque sea a costa de destrozar la lengua española.

Yo llevaba muchos años sin ver una sesión plenaria. Y ayer me dio por sentarme ante el televisor para enpaparme de cómo debaten nuestros insignes (?) representantes. Los cogí cuando discutían acerca de cuestiones relacionadas con el turismo. Ese turismo que Emilio Carreira prometió en 2018 que iba a reverdercer laureles con su sola presencia como consejero de la cosa. Y lo hizo prometiendo lo siguiente:

-Si Málaga vende hasta Sierra Nevada, yo voy a vender todo el Norte de Marruecos.

La baladronada del señor Carreira quedó inmortalizada. Y debería ser motivo para que en los plenos no se volviera a decir ni mui del asunto. Máxime cuando es harto sabido que traer turistas a esta ciudad es un deseo que empezó a principos del siglo pasado y que nunca se hizo realidad. Otra cosa es cuando se vivieron los años de las matuteras y de las visitas de los familiares de los soldados que llegaban destinados a esta tierra.

No pasó inadvertido para mí el pote que se daba Carlos Rontomé, diputado del Partido Popular. El señor Rontomé parecía estar más pendiente de la cámara de televisión que de cuanto se estaba discutiendo en la sala. Escena que seguía Juan Vivas con ese rostro que se ha convertido -con el paso de los años- en un escaparate donde lucen todas las ramificaciones procedentes del centro neurálgico donde habita su propensión al cachondeo de cuanto allí se exterioriza. 

Tampoco se me pasó alto el motivo por el cual las propuestas de VOX caen en saco roto. Siempre y cuando no haya alguna que beneficie al Partido Popular. Que se basta y se sobra para sacarlas adelante. Me explico: los consejeros de VOX cometieron el error de ganarse el odio cerval de Fátima Mohamed (MDYC) y de Mohamed Alí (Coalición Caballas). Enemistad que le viene a nuestro alcalde a pedir de boca. De modo que puede jugar en todos los frentes y si es necesario poner a todos los diputados en el disparadero.