Javier Guerrero está en la picota

Dos veces, cito de memoria, he escrito de Javier Guerrero, consejero de Sanidad del Partido Popular de Ceuta. A pesar de conocerlo desde hace la tira de años. La primera fue por haber mantenido una conversación amena en un establecimiento en el cual coincidimos el 28 de septiembre de 2016. La segunda, hace nada y menos, se debió a que fue acusado por la oposición de comprar unas mascarillas por encima de su precio y en sitio inadecuado. 

En ambas ocasiones tuve palabras afectuosas para el todavía consejero de Sanidad. Por estar convencido de su bonhomía. La cual le permite estar siempre dispuesto a escuchar atentamente a quienes necesitan consejos relacionados con la especialidad del aparato digestivo gastroenterología. De ahí que sean muchas las personas que no dudan en abordarlo por la calle para contarle sus alifafes y en ocasiones su grado de preocupación.

Cuando lo de las mascarillas, convencido de la honradez que caracteriza a Javier Guerrero, me permití salir en su defensa y hasta me dirigí al presidente de la Ciudad con el fin de que zanjara ese asunto. Pues el problema estaba ya propiciando dimes y diretes que no estaban en consonancia con la categoría del señor Guerrero. Si mal no recuerdo, le advertí a mi estimado don Javier que tuviera cuidado a la hora de dar la cara en asuntos que podrían causarle problemas.

El consejero de Sanidad se ha vacunado saltándose el orden a la torera. Y, como no podía ser de otra manera, lleva ya dos días recibiendo críticas agrias. Vamos, que lo están poniendo como chupa de dómine. Ante ese aluvión de improperios que viene recibiendo, debido a que su desliz ha sido grave, las explicaciones dadas por Javier Guerrero, la verdad sea dicha, no han sido afortunadas. Es más, con sus declaraciones ha logrado emponzoñar aún más el ambiente.

Lo primero que ha dicho el consejero de Sanidad es que no dimite. Y que si se ha vacunado ha sido porque así se lo pidieron los técnicos que componen la consejería de Salud... Pero lo peor ha consistido en propalar que a él no le gustan las vacunas; de ahí que ni siquiera se haya vacunado contra la gripe. Semejante afirmación ha sembrado las dudas en el personal. Porque proceden de un profesional de la medicina con muy buena reputación.

¡Ay, señor Guerrero, parece mentira que no sepa aún con quién se juega los cuartos!... Pues mientras el presidente de la Ciudad dice que tiene toda su confianza, Pablo Casado piensa de manera bien distinta. En rigor, señor consejero de Sanidad, me  ha extrañado que usted no supìera lo sucia que es la política activa. Eso sí, desearle lo mejor es mi único deseo. Es decir...