Fructuoso Miaja habla de su etapa como senador

Mi vida dio un cambio en todos los sentidos -dice FM en sus memorias-. Como senador tenía que estar mucho tiempo en Madrid. Los viajes me pesaban mucho. Aunque tuve la suerte de hacer muy buenas migas con Antonio Rallo. Él fue siempre una ayuda muy importante durante los cuatro años que estuvimos como parlamentarios. Con Paco Fráiz era muy distinto. Nos llevábamos bien, a pesar de que el carácter de Paco era diametralmente opuesto al de Antonio. En éste primaba la tranquilidad y la reflexión y siempre sacaba a relucir su buena educación. Es decir, lo que Antonio llamaba saber maneras.

Yo creía que en el PSOE de Ceuta había una unión granítica. Pero pronto me di cuenta de que estaba equivocado. Ya que surgieron desavenencias internas y principió la descomposición por enfrentamientos entre compañeros. Cierto es que lo ocurrido entre Fráiz y Curiel se veía venir. Y ahí sí que llegamos tarde para remediar un problema que acabó por hacernos trizas. Un pasaje triste que tuvo como protagonistas principales tanto a Fráiz como a Puya.

De esas luchas intestinas salió la formación del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta (PSPC). Siglas que le hicieron mucho daño al socialismo ceutí. Recuerdo de qué modo se atacó a Paco Vallecillo, a Rallo, a mí y a otros muchos por mediar en tan desagradable asunto. Pero las partes no estaban dispuestas a ceder un ápice en sus divergencias. Pues la cizaña había prendido con mucha fuerza y nos fue imposible atajarla. Y lo pagamos caro al año siguiente. Porque perdimos los votos de quienes no suelen votar a los partidos donde se producen enfrentamientos graves. Aquella fue una herida que nunca cicatrizó convenientemente.    

Cumplido mi tiempo como parlamentario, mis aspiraciones eran vivir en Ceuta. Necesitaba pasear la ciudad y encontrarme con los amigos cuando me apeteciera. Aún no sabía que podía ser candidato a la alcaldia en 1987. El logro político que más feliz me ha hecho en la vida.