Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

domingo, 3 de enero de 2021

Eden Hazard debe dar más de sí

No me gusta redoblar el tambor. Pero la situación de Eden Hazard invita a que insista acerca de cómo su inoperancia en el Madrid parece no tener fin. Cierto es que su lesión en un pie lo ha venido martirizando. Pese a que ha contado con los servicios de los mejores traumatólogos y recuperadores físicos. Tampoco conviene echar en saco roto la paciencia del Madrid con su jugador estrella. Asimismo ha gozado del respeto del periodismo en general. Pero el futbolista sigue sin corresponder con su rendimiento a las esperanzas que se habían depositado en una figura que le costó a su equipo el ojo de una cara. 

Yo fui espectador del Chelsea durante tres temporadas seguidas. Debido a que me encantaba ver en acción a EH. Aunque debo reconocer que José Mourinho no le permitía el menor atisbo de pereza que -según dicen- forma parte de la forma de ser del futbolista. Hasta el punto de que el técnico fue increpado por la familia de un Hazard que engordaba con facilidad y era muy dado a la comodidad en los entrenamientos y en los partidos. Aun así, era un recreo para la vista verlo jugar.
 
Su fichaje por el Madrid me pareció un acierto. Si bien estaba convencido de que era capaz de presentarse con kilos de más en la pretemporada. Máxime teniendo a Zidane como su valedor. Aunque los madridistas estábamos lejos de pensar en que Thomas Meunier -compatriota y compañero de selección (!)- sería capaz de golpearle el tobillo con tanta brutalidad como suelen emplearse los barateros. Lo cual sucedió durante el transcurso de un infausto partido frente al PSG.

Ahora bien, Eden Hazard está obligado a dar más de sí. Debe dejar los miedos a un lado y luchar denodadamente por un puesto en el equipo. De no hacerlo, su conformismo con salir en los minutos de la basura irá creciendo en la misma medida que va decayendo la fe de los aficionados en él. El belga ha elegido el camino de sobrevivir como futbolista grande sin dar la talla. Y siempre es peligroso sobrevivirse. De modo que le convendría arriesgar de una vez por todas para hacerse dueño y señor de un puesto en un club que le firmó para que demostrara su singularidad. Si no lo logra, más le valdría desaparecer de un escenario que -actualmente- le viene ancho

 

 


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