Zidane se encuentra en una encrucijada

La situación de Zidane es difícil. Y debe abordarla cuanto antes. Si no el Madrid seguirá alternando actuaciones destacables con otras malas de solemnidad. Las cuales no se le permiten a un club tan grande por su historia y por los desembolsos que hace en fichajes. Los logros de Zidane como entrenador del Madrid son los que son... Y merece que se le reconozca como parte hacedora de títulos extraordinarios. Pero de ahí a que se le permita vivir de la renta media un abismo.  

Un amigo me ha preguntado si Zidane se parece a algún técnico que haya tenido el Madrid. Y tardo muy poco en responderle: es lo más parecido que he visto a Luis Molowny. Cambiando lo que haya que cambiar. Molowny, de sobrenombre 'El Mangas', se hacía cargo del Madrid cuando éste no carburaba. Y lo sacaba adelante con una receta que le funcionaba de maravilla: "Jueguen ustedes como saben...", les decía a los futbolistas. Y poco más. 

Lo cierto es que el equipo reaccionaba y acabada la temporada el canario volvía a sus funciones como componente del cuadro técnico del club. Semejante forma de actuar, ideal para salir del trance con futbolistas de calidad, puede ser válida en un período corto de tiempo. Y siempre llevada a cabo por alguien que haya participado en la contratación de jugadores por ostentar el cargo de director técnico. Por ejemplo, esa misión podría asumirla Monchi -en caso de necesidad- en el Sevilla.

Si bien ese procedimiento no es bueno para el entrenador que llega después. Quien impondrá unas normas que son diametralmente opuestas a las de su antecesor. Así que la plantilla lo estará escudriñando a cada paso para buscarle los defectos con los que poder ir segándole la yerba bajo sus pies. Incluso dejarán caer en los sitios adecuados que con el entrenador de la 'Casa' funcionarían mejor.

Los jugadores del Madrid no se cansan de proclamar el respeto que les produce Zinedine Zidane por haber sido un grande del fútbol mundial. Y éste no duda en asumir las culpas en las derrotas. Declaraciones improcedentes del técnico. Pues cabe la posibilidad de que lo haga para acrecentar aún más las relaciones con los futbolistas veteranos o bien porque no comprende que quien dice equivocarse tanto está expuesto a que prescindan de él.

De Zidane se dice, a pesar de los éxitos obtenidos  con el Madrid, que sus conocimientos tácticos son escasos. Que pocas veces acierta con los planteamientos y sobre todo que es incapaz de corregir sobre la marcha lo que no funciona. Ayer con el Alavés, como antes frente al Shaptar Donetsk o el Cádiz, no supo cortar de raíz los problemas que les plantearon sus adversarios. Lo cual me lleva a la siguiente conclusión: un extraordinario futbolista no es necesariamente un buen entrenador; como un buen borracho no es necesariamente un buen encargado de bar. 

En fin, si el entrenador del Madrid sigue convencido de que culparse de las derrotas es mejor que acertar con el sistema ideal para el equipo, como también actuar con prontitud para contrarrestar las cualidades de los rivales, mucho me temo que los aficionados lo sigan tachando de alineador. Zidane se encuentra, sin duda alguna, en una encrucijada.