Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Prólogo de una biografía

Un lector de este blog me pregunta qué libro le recomendaría para conocer más a un político que dio nombre al Azañismo, que así se llamó aquel movimiento que pretendió dar forma, y domar, una quimera: el ensueño gigantesco de un auténtico nacionalismo español. Y le  sugerí Manuel Azaña. Una biografía. Cuyo autor es José María Marco. Así que he aprovechado la ocasión para copiar literalmente el prólogo del libro. 

"Me gusta ser tratado con injusticia. La injusticia, si es perfecta según ciertas condiciones, penetra arrolladora en mi ánimo con fuerza de demostración, de confirmación rotunda. Su efecto inmediato, paladeada la amargura, consiste en poner claridad y orden en el espíritu con ventaja de la disciplina. Sí proviene de una conciencia lúcida, vidente, con intención dañada de hacer mal, que se arroja derechamente sobre lo más digno de respeto para gozarse en su estrago, la injusticia arriba a perfección, cobra hermosura siniestra y alumbra con luz fría el ánimo en que se aposenta y la padece. ¡He ahí el gozo inefable de sentirse anegado sin culpa en el puro mal!" 

Manuel Azaña empezó a pensar estas palabras cuando estaba detenido en alguno de los barcos de guerra que le sirvieron de cárcel flotante en el puerto de Barcelona, en octubre de 1934, después de la sublevación de la Generalidad de Cataluña. En aquellos días estalló rabiosa la campaña con que le perseguían, en las filas de sus adversarios políticos, desde hacía mucho tiempo. Monstruo por sus complejos, Nerón por la soberbia y Tiberio por la crueldad, serpiente, reptil, encarnación del odio frío y de la abyecta cobardía, criatura rebosante de rencor y frustración a causa de sus inconfesables instintos sexuales... oruga incluso.

En el registro de los insultos pocos quedaron por tocar. Así nacía un mito perdurable, porque fue por los mismos días cuando empezó a levantarse en toda la sociedad española una ola de adhesión entusiasta hacia aquel hombre que acabaría representando, con sólo su nombre y su palabra, una política y, más que una política, una esperanza: la de un Estado capaz de plasmar en la realidad una nueva nación, la España liberal y democrática. Azañismo, se llamó a aquel movimiento que pretendió dar forma, y domar, una quimera: el ensueño gigantesco de un auténtico nacionalismo español.

Espero -si acceden a leer Manuel Azaña. Una biografía- que disfruten de su lectura. 

 

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