Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 30 de noviembre de 2020

La estancia en Tánger de un hombre cabal

Fructuoso Miaja -concejal, senador y alcalde de Ceuta- cuenta en sus memorias su estancia en Tánger. Ciudad en la que -junto a otras personas- se refugió durante los primeros meses de la Guerra Civil. 

Lo primero que hicimos en Tánger fue alojarnos en el Hotel Comercio. Luego fui al consulado para obtener información necesaria. Me atendieron con gran amabilidad... Y es que apellidarme Miaja me servía para ser bien mirado en algunos sitios y perseguido con saña en otros. El funcionario me dijo que los compañeros podían exiliarse a Casablanca. Y ellos lo aceptaron de muy buen grado.

Yo quería ir al frente a luchar contra los golpistas junto al general Miaja. Y esperé el momento oportuno para viajar a Francia y regresar a España por Barcelona. A fin de incorporarme a la zona republicana. Un mes más tarde se me presentó la oportunidad de embarcarme en el buque correo que hacía la línea Tánger-Marsella. Era Marsella, en aquel tiempo, una ciudad cosmopolita y tenía un puerto frecuentado por barcos que transportaban carbón.

Andaba desorientado en Marsella. Pero tuve la suerte de conocer a un compañero exiliado, nacido en Andalucía, cuya ayuda fue vital para mí. Salí de Francia en cuanto pude. Y llegué a una Barcelona que vivía en continua agitación. Todo era diferente en la capital de Cataluña. Hasta el punto de que tuve la impresión de que se había producido una revolución proletaria. Sus habitantes se llamaban compañeros y el vestir había cambiado. Nadie se atrevía a ponerse un sombrero o hablarle de usted a nadie. 

Pronto me puse en contacto con las juventudes libertarias y me presentaron a Severino Campo, secretario general de ellas. En Barcelona salían columnas de anarquistas hacia el frente de Aragón. Iban en camiones. Cuando estaba subido en uno de ellos, dispuesto a combatir en un sitio conocido por Santa Guetaria -al parecer se trataba de un lugar donde había una ermita que respondía a ese nombre-, unos paisanos del partido comunista, a quienes yo había ayudado a salir de Ceuta, me hicieron bajar del vehículo. Tras recibir órdenes del partido. 

Me presenté nuevamente ante Severino Campo. Quien me preguntó acerca de mis intenciones. Y le hice saber que deseaba incorporarme al grupo que estaba peleando en el Torcal, por encima de Antequera. Pues aún no se sabía a ciencia cierta que Málaga había caído. A los doce días de estar en Barcelona viajé en camión hacia Málaga y nos detuvimos en Almería. Allí estaba atracado el Montero: barco que hacía la travesía de Ceuta-Melilla. Y me llevé una gran alegría al encontrarme con marineros ceutíes.

Ante la imposibilidad de unirme a las tropas que luchaban en el Torcal me mezclé con un grupo que partió de Almería hacia Águilas. La marcha fue a campo traviesa. Sin perder de vista la costa. Una odisea que nos llevó a Cartagena. Durante varios días, debido a comidas inapropiadas, padecimos la 'Venganza de Moctezuma'. Después de estar un mes en tierras cartageneras me trasladé a Madrid para incorporarme a la Séptima Brigada Mixta. La cual estaba compuesta por andaluces y extremeños.


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