Hace días decidí no escribir con asiduidad acerca del virus que no cesa de matar. Mi intención era no ahondar más en una tragedia que acabará enajenando a quienes logren salvarse de una infección tan violenta, silenciosa y lista. Puesto que es capaz de sorprender a quienes están obligados a combatirla. Verbigracia: virólogos, médicos y políticos capacitados para dictar las normas que sean las más adecuadas para luchar contra un enemigo poderoso y perverso.
Así que también renuncié a mostrar mi pública disconformidad con la forma de actuar de nuestro alcalde en según qué situaciones. Sabedor de que como primera autoridad las estará pasando canutas. Lo cual se debe a que Ceuta ha ido de menos a más en contagios. Pero el dato más terrible, más sangrante, es la tasa de mortandad existente en esta ciudad. Así lo ha reconocido Juan Vivas. Quien ha avisado, además, que estamos en una situación límite y por lo tanto de extremo riesgo.
Las declaraciones de nuestro alcalde habrán servido para que los miedos de innumerables ceutíes aumenten. De modo que acepten de buen grado un posible confinamiento. Y luego, cuando se acerquen las fiestas navideñas, dejar que el personal celebre esos días como si el virus hubiera pactado con El Diablo tomarse un descanso. Hasta ahí el discurso de Vivas me ha parecido políticamente correcto. Que no es otro que engatusar al personal. Aunque mucho me temo que quienes incumplen las normas se mantendrán en sus trece. Para desgracia de quienes desean vivir...
El señor Vivas, sin embargo, ha metido la pata hasta el corvejón al recordarle al Gobierno de la Nación que el Hospital Universitario carece de todo lo indispensable para afrontar la batalla contra la pandemia. Y que es necesario que el INGESA actúe. A semejante manifestación, que es verdad, verdad de la buena, cabe oponerle el siguiente refrán: "Nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Dado que el Hospital Universitario lleva careciendo de casi todo desde que se inauguró. Ni siquiera ha habido esparadrapo en ocasiones.
Pues bien, Juan Vivas, reconocido como uno de los barones destacados del Partido Popular, por sus muchos años como alcalde y por sus mayorías absolutas en varias elecciones, se daba mucho pote cuando era recibido por Mariano Rajoy: entonces presidente del Gobierno de la Nación. De quien nos decía lo mucho que quería a Ceuta.
De haber sido así, Vivas debió darse cuenta de que "Cuando el hierro está encendido, entonces ha de ser batido". Traduzco: "Hay que aprovechar la ocasión propicia". En suma, que nuestro alcalde debió aprovechar ese momento para pedirle a Rajoy lo que ahora le solicita a Pedro Sánchez: que remedie los males de un hospital que nunca se ha distinguido por contar con los profesionales necesarios ni con los medios suficientes.
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