Zidane ha ganado muchos títulos como entrenador del Madrid y logrará algunos más. Así que no cabe dudar de sus conocimientos como técnico. Pero toma decisiones incomprensibles. Amén de ser contumaz en sus errores. Verbigracia: hace una alineación que ni pintiparada para Isco Alarcón. Es decir, jugó con Jovic y Benzema como delanteros para que el malagueño se situara por detrás de ellos. Así se las ponían a Fernando VII. Pero Isco, una vez más, actuó a su libre albedrío. Su entrenador, por tanto, ni debe ni puede llamarse a engaño.
El centro del campo del Madrid se sostuvo gracias a Modric. Puesto que ni Casemiro ni Valverde estuvieron acertados. Y, por encima de todos, lucieron Varane y Courtois. El belga tuvo cuatro intervenciones magníficas. Y el central enmendó los yerros defensivos de Odriozola y Marcelo. El equipo vallisoletano tuvo en Orellana a su mejor hombre. Sobre todo en la primera parte. Cuando estuvo merodeando por la zona en la cual se desenvuelve Casemiro. Se llegó al descanso con un justo empate a cero.
La segunda parte comenzó igual que la primera. Hubo una gran parada de Courtois. A raìz de esa intervención reaccionó Zidane e hizo los cambios pertinentes. Marco Asensio, Carvajal y Vinicius salieron por Isco, Odriozola y Jovic. La mejoría del Madrid fue patente y el gol de Vinicius la confirmaba. Tuvo el equipo blanco más ocasiones de gol. Pero los palos y Roberto las impidieron. Por consiguiente, a los madridistas les tocó sufrir hasta que Soto Grado dio por concluido un encuentro en el que Isco defraudó una vez más. Odegaard, en cambio, ha sido llegar y ya lo han puesto en la picota.
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