Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

jueves, 24 de septiembre de 2020

Los muertos son incontables

Llevamos siete meses viviendo en un ¡Ay, Dios mío! por culpa del coronavirus. Más de doscientos días pensando en que el bicho nos vigila atentamente y que aprovechará la primera oportunidad que le demos para darnos matarile. Siete meses en que los muertos son incontables y el miedo aumenta sin cesar. Sobre todo en las personas mayores que desean vivir. Las cuales, salvo excepciones, cumplen las normas dictadas a rajatabla: uso de mascarilla, guardar las distancias, no frecuentar grupos y lavarse las manos con asiduidad. 

Después de estar cincuenta días confinado salí a la calle para caminar con la prudencia debida. Y pronto comprobé que las recomendaciones hechas por el Gobierno no se cumplían como es debido. Hasta el punto de que eludí vías transitadas por personas carentes de mascarilla. Así como a grupos corriendo sin protección, sudando y hablando entre ellos. Amén de no tener la delicadeza de mantener la distancia con quienes yendo por su derecha se veían obligados a cambiar de dirección ante el peligro que se avecinaba.   

Ahora bien, yo vivo cerca de unos cuarteles militares y cada mañana debo encomendarme a todos los santos habidos y por haber a fin de que al cruzarme con algunos de ellos no salga trasquilado. Las mascarillas brillan por su ausencia y no mantienen las distancias aconsejables. No entiendo cómo es posible que reine sejemante indisciplina en quienes forman parte del Ejército. Tantas veces alabado por las buenas acciones de sus componentes. 

De ahí que semejante actitud me sorprenda muchísimo. Máxime cuando los cuarteles gozan de unos espacios más que cualificados para practicar la carrera continua en las condiciones que deseen sus moradores. Denunciar esta situación me ha costado lo indecible. Pero la ley está hecha para todos y por consiguiente todos debemos acatarla y cumplirla. Ojalá que alguien tome nota de lo aquí reseñado y proceda como debe. 

A propósito del Gobierno: bien está que el virus lo sorprendiera en el mes de marzo. Pero que haya vuelto a hacerlo me parece que no tiene perdón...   

 


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