Pep Guardiola, continuador del juego de toque impuesto por Johan Cruyff en el Barcelona, fue el abanderado de ese estilo conocido como el tiquitaca. En el cual priman los pases cortos desde atrás hasta la llegada al área contraria. La posesión del balón causó furor entre los aficionados y muchos entrenadores optaron por implantarla en sus equipos. Por más que sus jugadores carecieran de las cualidades necesarias para practicarla. Hubo algunos técnicos que llegaron a declarar que preferían perder por seis goles antes que renunciar a esa manera de entender el fútbol. Incluso no dudaban en decirnos a voz en cuello: "Ese estilo de juego es inegociable".
Quienes más sufrieron con el tiquitaca fueron los porteros. Obligados a jugar en corto con sus defensas, sin tener gran manejo de balón con los pies. Los hubo que salían ya coartados al césped. Y no pocos perdieron la confianza en sus posibilidades por mor de tener que someterse a una práctica para la cual no estaban capacitados. Como asimismo les ocurrió a muchos defensas. Guardiola condenaba con la mirada a cualquier guardameta de su equipo que se atreviera a sacar el balón en largo. Para evitar problemas en la misma medida que se los causaba al rival que presionaba insistentemente
Con el paso de los años, Guardiola, depositario de las esencias futbolísticas del Cruyff entrenador, se dio cuenta de que ese gilifútbol, en que el portero es parte principalísima con los pies, le estaba costando muchos disgustos cuando se enfrentaba a equipos con gran capacidad de presión y jugadores capaces de aprovechar cualquier desliz para enviar el balón a la red. Y optó por algo tan necesario como sencillo: que el cancerbero, en ocasiones, evitara el agobio de los rivales con pases largos que, además, propiciaban segundas jugadas de gran eficacia.
Con esos saques directos por elevación, tan vituperados por el técnico catalán hasta no hace mucho, el Manchester City ha logrado eliminar al Madrid en la Champions League. Y no por ello el juego de su equipo ha dejado de brillar en muchos momentos de ambos encuentros. Zinedine Zidane, en cambio, cayó en el error de permitir que sus jugadores quisieran salir del atosigamiento impuesto por los futbolistas ingleses con pasecitos cortos en terrenos marcados en rojo por su peligrosidad. Cuando lo que exigía la situación era que Courtois sacara el balón en largo para evitar problemas y ocasionárselos a los rivales.
El primer tercio del partido Manchester City-Madrid será recordado, sobre todo por quienes saben de este deporte, por cómo el entrenador del Madrid no supo ayudar a su equipo a salir del atolladero en el cual le había metido Guardiola. Pues tiempo tuvo Zidane de cortar de raíz el estilo de juego inapropiado que estaba practicando su equipo. El fallo de Varane en el primer gol se veía venir. Error que le produjo un ataque de nervios al que no se sobrepuso. De ahí que volviera a meter la pata en el segundo tanto logrado por Gabriel Jesús.
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