Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

lunes, 17 de agosto de 2020

Fomento del turismo

Yo residí tres años en Ibiza y uno en Mallorca. Y en ambas islas aprendí muy pronto la importancia que tiene el turismo en España. Abel Matute solía decir que no hay nada más sólido ni más firme, ni más rentable a efectos nacionales, ni más seguro que el negocio turístico; todo oscila, todo tiene altibajos; y el turismo es el que menos altibajos muestra. Y la balanza de pagos es lo más sólido de nuestra economía, precisamente por tener su apoyo central en el turismo. Ni la crisis energética de los años setenta afectó a la demanda turística.

Hoy, tal vez porque me acordé de la confianza declarada que tiene Emilio Carreira en que Ceuta más pronto que tarde se inundará de visitantes, me ha dado por ahondar en la industria turística española que está viviendo los peores sobresaltos de su historia. A pesar de que sigamos creyendo que el turismo no morirá nunca. Camilo José Cela, que vivió muchos años en Palma, capital de Mallorca, escribe en uno de sus libros de la obra completa, bajo el título, Fomento de Turismo, la siguiente anécdota.

Dice don Camilo: En una revista extranjera se publica la carta que el director de un hotel español -¡menos mal!- dirigió a un ciudadano de aquellas latitudes en respuesta a su pregunta de si podía viajar acompañado de su perro, viejo y leal amigo del que no quería separarse. La carta del hotelero, sobre afirmativa, es un prodigio de humor y de buen tacto comercial. 

"Venga cuando quiera -le decía sobre poco o más o menos- y tráigase a su perro consigo y en buena hora. Llevo treinta años trabajando en este hotel y en todo ese tiempo no recuerdo que ningún perro me haya robado un cenicero, ni un cubierto, ni una toalla; tampoco supe de ninguno que se hubiera limpiado los zapatos con la colcha ni con las cortinas; ni uno solo me quemó la cama por dormirse con el pitillo encendido, ni se dejó los grifos del baño abiertos, ni se emborrachó hasta el escándalo. Si usted se comporta como bien sé que ha de comportarse su perro, siempre encontrará en nosotros unos amigos dispuestos a hacerle grata su estancia".

Don Camilo remata la faena con una revolera: La dirección de un hotel es buen campo de pruebas para ejercitar las dotes políticas y diplomáticas. ¡Qué lejanos se nos aparecen los tiempos, todavía próximos, en que los hoteles se regían con mentalidad de dómine gobernador de un internado de bachilleres!



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