JS me llama por teléfono y, tras los saludos de rigor, me pregunta con retintín. Vamos, con ese tonillo irónico que uno capta al instante. "¿Tú sabes el significado de nepotismo?". Y tardo nada y menos en responderle: "Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes o amigos para las concesiones de empleos públicos". ¿Te parece bien o te doy otra definición del vocablo?
-Vale, no sigas, Manolo... Aunque continúo sin entender cómo no le dedicaste unas palabras a Benjamín Álvarez, cuñado de Juan Vivas, el día que se hizo pública su destitución como asesor delegado de Consumo y Transportes, puesto que ocupaba desde diciembre de 2019, después de que el Tribunal Supremo decretara que su puesto como viceconsejero no se atenía a la Ley, por estar reservado para cargos públicos.
-Sencillamente, porque ese día había elegido otro tema más interesante para mí.
-¿Tratas de convencerme de que un parecer futbolístico, por ejemplo, era más atractivo para tus lectores?
-Sin duda. Es más, sigo creyendo que a nadie le importó lo más mínimo la destitución de un señor que había tenido diez cargos nombrados a dedo por su cuñado. De la misma manera que nunca antes habían puesto los ceutíes el grito en el cielo contra decisiones que están prohibidas en países donde prima la meritocracia. Lo cual no quiere decir que esa desmedida preferencia por un pariente no haya sido censurada muchas veces entre bastidores por los más destacados aduladores de la primera autoridad de Ceuta.
-¿De verdad, Manolo?
-No te hagas el lipendi... Pues bien sabes tú, José, cómo han servido muchas veces de chacota las muestras de desagrado de nuestro alcalde cuando su cuñado la pifiaba en cualquier cometido. Y es que, créeme, el señor Álvarez pecaba a veces de indiscreto.
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