Me cuenta un amigo que hace un mes tachó de cursi a su cuñado, a quien aprecia como si fuera su hermano, y que éste estuvo a punto de ponerle la mano encima. Y desde entonces ha dejado de hablarle. Mi amigo no cree que eso sea motivo para que su pariente se haya mostrado tan agresivo. "Verás, Manolo, de no haber dado un paso atrás, me habría golpeado la cara con un revés".
-Mira, Juan, te voy a leer lo que significa cursi de cabo a rabo. Así que escúchame atentamente.
Cursi. Persona o cosa que a pesar de ofrecer apariencia de riqueza y distinción, es ridicula y de mal gusto. Ser 'cursi' es presumir de fino y elegante sin serlo, por lo que quien incurre en cursilería o calidad de cursi hace el ridículo y manifiesta su mal gusto. El vocablo se documenta hacia 1865 en el Cancionero popular de E. Lafuente, que le atribuía origen gitano. Más razonable parece, ya que el término empezó a utilizarse en el occidente de Andalucía, que proceda de la voz inglesa coarse, que habria entrado vía Gibraltar . El término inglés connota 'cosa u objeto ordinario y grosero de escaso gusto'.
Sin embargo, y a pesar de lo atinado de las teorías expuestas, la palabra nació en Cádiz, hacia el segundo tercio del XIX, y empezó a sonar en Madrid durante la revolución de 1868. Se encargaron de difundirla dos jóvenes de la buena sociedad: Francisco Silvela y su amigo Santiago Liniers, que publicaron la filocalia, o arte de distinguir a los cursis de los que no los son, en uno de cuyos capítulos se analiza la cursería o cursilería.
No queda ahí la historia de esta palabra rica en anécdotas. José María Sbarbi dice en su Florilegio de refranes (1873) que a mediados del XIX vivía en Cádiz una familia apellidada Sicur cuyas hijas vestían con lujo pero sin gusto y con afectación ridícula. Unos estudiantes de Medicina amigos de la broma habían adoptado entre sí un lenguaje consistente en cambiar el orden de las sílabas en las palabras, con lo que ellos se entendían y nadie los entendía a ellos; para denotar ridiculez y mal gusto, utilizaron el apellido de las muchachas Sicur, con metátesis: Cur-si. Parece origen razonable para este término intrascendente.
Pero hay cien teorías más, muchas centradas en Cádiz con el apellido Sicur por medio. Jacinto Benavente, en el primer acto de Lo cursi (1901) escribe: "La invención de la palabra cursi complica horriblemente la vida. Antes existía lo bueno, lo malo, lo divertido y lo aburrido, y a ello se ajustaba nuestra conducta. Ahora existe lo cursi, que no es lo bueno, ni lo malo, ni lo que divierte, ni lo que aburre; es una negación: lo contrario a lo distinguido".
Es la mejor definición de esta palabra inventada. Ya en nuestro tiempo, Santiago de Mora-Figueroa emplea así el término en El guirigay nacional: 'Es triste pasar de una reala de catetos a ser un colectivo de cursis'. También: cosa o situación, chocarrera, carente de elegancia, estrambótica, tirando a Kitsch'.
Mi amigo Juan, tras empaparse del significado de cursi, reaccionó como un caballero: "Manolo, ahora mismo llamaré a mi cuñado para pedirle disculpas por llamarle cursi, cuando bien pude decirle trincón o cogecosas y se hubiera quedado tan pancho.
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