El Getafe es un equipo de cal y canto: fuerte, macizo, y resistente de principio a fin de los partidos. Es el 'Geta' un bloque hecho a la medida de José Bordalás. Entrenador que destaca sobremanera entre todos los que actúan en La Liga Santander. No se puede hacer más con una plantilla modesta. Y no es la primera vez que alabo a un técnico con capacidad suficiente para adelantar líneas en el Alfredo Di Stéfano y jugarle al Madrid de tú a tú. Hasta el punto de sacar de quicio a sus jugadores. Quienes estuvieron desacertados durante media hora.
Bien es cierto que a los méritos contraidos por los visitantes hay que sumarles los desaciertos cometidos por Zidane. Incapaz de contrarrestar un estilo de juego que es conocido incluso en la Conchinchina. En ocasiones, es conveniente darle al contrario a probar su propia medicina. Pero Zidane prefirió jugar con pasecitos cortos desde atrás cuando los jugadores del Getafe se habían instalado en el campo del Madrid con una presión adelantada que obnubiló las ideas de los futbolistas merengues. Con lo fácil que hubiera sido emplear sus mismas armas cada dos por tres.
Cada equipo tuvo una ocasión de gol. Las cuales fueron desbaratadas por los porteros. En el Madrid naufragaba Isco, la torpeza de Mendy era latente, los largos saques de puerta de David Soria impedían que los centrocampistas entraran en juego y Varane, todo un baluarte, se retiraba al recibir un balonazo en el rostro. Y, por si fuera poco, entre Damián y Lyon se encargaron de anular a Vinicius. Tampoco Benzema fue capaz de sacudirse el extraordinario marcaje que le hizo Djanet.
La segunda parte fue más de lo mismo. Aun hubo momentos en los que daba la impresión de que el Getafe podía ponerse por delante en el marcador. Fue entonces cuando Zidane decidió hacer los cambios. Valverde, Marco Asensio y Rodrygo salieron por Modric, Vinicius e Isco. Corría el minuto 63. Y el equipo de Bordalás seguía erre que erre. Es decir, jugando en el campo del Madrid y tratando de aprovechar cualquier desliz para batir a Courtois. Pero en el 78 Carvajal se adentró en el área y Olivera lo derribó con precipitación y alevosía.
El penalti lo convirtió Ramos en el único gol del partido. Un gol que puede valer un título. Victoria sufrida del Madrid ante un equipo dirigido magistralmente por José Bordalás. En cambio, Zidane, la verdad sea dicha, no hizo nada para ayudar a su equipo en los momentos complicados. O sea.
Cada equipo tuvo una ocasión de gol. Las cuales fueron desbaratadas por los porteros. En el Madrid naufragaba Isco, la torpeza de Mendy era latente, los largos saques de puerta de David Soria impedían que los centrocampistas entraran en juego y Varane, todo un baluarte, se retiraba al recibir un balonazo en el rostro. Y, por si fuera poco, entre Damián y Lyon se encargaron de anular a Vinicius. Tampoco Benzema fue capaz de sacudirse el extraordinario marcaje que le hizo Djanet.
La segunda parte fue más de lo mismo. Aun hubo momentos en los que daba la impresión de que el Getafe podía ponerse por delante en el marcador. Fue entonces cuando Zidane decidió hacer los cambios. Valverde, Marco Asensio y Rodrygo salieron por Modric, Vinicius e Isco. Corría el minuto 63. Y el equipo de Bordalás seguía erre que erre. Es decir, jugando en el campo del Madrid y tratando de aprovechar cualquier desliz para batir a Courtois. Pero en el 78 Carvajal se adentró en el área y Olivera lo derribó con precipitación y alevosía.
El penalti lo convirtió Ramos en el único gol del partido. Un gol que puede valer un título. Victoria sufrida del Madrid ante un equipo dirigido magistralmente por José Bordalás. En cambio, Zidane, la verdad sea dicha, no hizo nada para ayudar a su equipo en los momentos complicados. O sea.
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