Opiniones futbolísticas

Raphaël Varane

Jugó ayer su partido doscientos frente al Mallorca. A sus 27 años, Varane ha ganado 17 títulos con su equipo y además ha sido Campeón del Mundo con Francia. Llegó al Madrid, recomendado por Zidane, con 18 primaveras recién cumplidas y desde entonces ha sido un bastión inexpugnable en su puesto. Escurrido de carne, con una altura (1,91 m) idónea para la demarcación en la que se desenvuelve, y sobre todo dotado de una velocidad por la que suspiran todos los zagueros del mundo. La cual le permite medirse en carrera con los delanteros más rápidos.

Raphaël Varane hace de la sobriedad virtud. No es de los defensas que tratan de hacerse notar en ataque, a cada paso, con el fin de destacar sobremanera. Solidario con su compañeros, acude presto a las coberturas. Es ágil y de cintura flexible a pesar de su estatura. Maneja bien el balón y defiende como mandan los cánones: es decir, cuerpo encorvado, piernas flexionadas y mirada fija al balón. Pocas veces se complica la existencia. Cuando ha jugado como central por la izquierda, siendo diestro, ha sido capaz de enmendar cualquier error por ser tan veloz como rápido de reflejos.

Dado que el Madrid carece de un central zurdo, y sus técnicos parecen que no están dispuesto a fichar uno que lo sea, día llegará en el cual Ramos tenga que retirarse o cause baja por lesión, y entonces el entrenador de turno se vería obligado a colocar a Varane en el lado siniestro. Debido a que Militâo es diestro y en la izquierda ha evidenciado que su rendimiento no es el más adecuado para jugar con las garantías que exige la categoría del equipo. De momento, y cuando las circunstancias lo permitan, no sería mala cosa ir probando a Ferland Mendy como central zurdo.

Marcos Llorente

Cedido por el Madrid al Deportivo Alavés en la temporada 2016-17, yo le vi jugar un día en Mendizorroza y a partir de ahí decidí apuntarme a todos los partidos que jugaba el conjunto vitoriano. Lo cual me permitió comprobar que Marcos Llorente era un futbolista con cualidades suficientes para triunfar en el Madrid. Parecer que publiqué en varias ocasiones.

Con el Deportivo Alavés, Marcos Llorente jugaba como mediocentro. Pero, en vista de su inmejorable condición física, aparecía por muchos sitios y casi siempre en beneficio del conjunto. Los mediocentros son aleccionados para que no pierdan la posición. Por ser escudos de la defensa y destinados a dar el primer pase para organizar el ataque o contraataque. Aunque su entonces entrenador tenía prevista la fórmula para contrarrestar los espacios libres que pudiera dejar el jugador cedido por el equipo merengue.

Zidane, teniendo a Casemiro, decidió dar el visto bueno al traspaso de Llorente al Atlético. Y, durante meses, pareció que tampoco Simeone era capaz de obtener el rendimiento esperado del futbolista. Hasta que hace nada decidió darle una misión concreta, tan antigua como práctica: así que lo situó en una zona cuya referencia fuera el mediocentro contrario. Y, desde esa demarcación, presiona a sus rivales, trabaja con un entusiasmo contagioso, se desmarca de zonas buenas a zonas mejores, y juega con los cinco sentidos puestos en marcar goles. Sus actuaciones son seguidas con enorme interés.

El acierto de Simeone le permite prescindir de un delantero que acompañe a Diego Costa o a Moriente, porque con Llorente, además de un centrocampista más, ha logrado contar con un segundo delantero atiborrado de movilidad, que no da balón por perdido, que anula al mediocentro contrario y que saca de quicio a todos los defensas. Marcos Llorente es clave en el actual esquema rojiblanco. Porque la libertad que le ha otorgado su entrenador le vale al jugador para eludir marcajes y hacerse, en bastantes ocasiones, invisible para sus adversarios.