Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Las terrazas han dado miedo


Así como en las grutas los murciélagos se aferran a las piedras, y unos a otros, así han decido innunerables personas hacerlo en las terrazas. Infringiendo las reglas establecidas para evitar nuevos contagios de un virus que sigue matando a cientos. Quienes así se comportan, de manera insensata, la mejor respuesta que debe ofrecérseles es el castigo correspondiente. Que ha de ser equiparable a una acción tan vil. Dado que jugar a la ruleta rusa con la vida de los demás no deja de ser un comportamiento ruin.

La apertura de las terrazas ha sido tan justa cual necesaria. Pero los propietarios cometieron, tal vez,  el error de no llamar a la policía correspondiente para evitar el incumpliento de las normas dictadas por las autoridades. Según he venido leyendo, desde ayer, las terrazas han dado miedo en casi todos los rincones de España. Lo cual evidencia que la anarquía de los hispanos es generalizada. O bien entienden que apartarse de los peligros de la vida no es vivir. Tal vez confiados en que hay otra vida mejor. 

"De donde hay peligro, hay que salir huyendo", me decía un amigo que sabía más que Lepe. Y las terrazas, desgraciadamente, se convirtieron en escenarios donde la morigeración estuvo ausente. Imperando, por tanto, los excesos que desea el virus para ensañarse con sus víctimas. No me extraña, pues, que el personal sanitario pusiera el grito en el cielo. No en vano serán los profesionales de la medicina quienes tengan que apechugar con las infecciones que se hayan producido.

Entiendo que el confinamiento haya afectado a mucha gente. Hasta el punto de que salir a la calle y sentarse a una mesa en la terraza de una cafetería, rodeado de amigos y amigas, sea ambrosía, en estos momentos. Pero jamás ha de primar el ocio por encima de las normas establecidas para salvar vidas. Por consiguiente, quienes conculcan las medidas adoptadas atentan, sin duda alguna, contra unos hosteleros que se siguen ahogando económicamente. Serán culpables de que volvamos a estar enclaustrados. Y sobre todo serán acusados de complicidad con la enfermedad.

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