Blog de Manolo de la Torre


Entrenador de fútbol, ha ejercido la profesión 19 temporadas. Escritor en periódicos,
ha publicado una columna diaria, durante dos décadas, en tres periódicos ceutíes.

miércoles, 29 de abril de 2020

El reto que han de afrontar los hospitales


Vengo leyendo que los hospitales, sobre todo los de las zonas más afectadas, tendrán que afrontar el reto de los daños colaterales causados por el coronavirus. Los profesionales de la medicina vienen diciendo que es más complicado reorganizar un hospital en las circunstancias actuales que abrir uno nuevo. Pero que no tienen más remedio que hacerlo cuanto antes para ir recibiendo a los pacientes que no fueron atendidos en su momento por el tratamiento urgente que necesitaban las personas infectadas.

Jaime Masjuan, jefe del servicio de Neurología del Ramón y Cajal, de Madrid, habla de los muchos pacientes que van a llegar a los hospitales con secuelas porque han sufrido infartos, ictus... y no han recibido la asistencia que requerían. Se refiere a pacientes con un perfil de riesgo, que necesitan pruebas, diagnósticos, ingresos e intervenciones. Don Jaime Masjuan nos recuerda que una simple apendicitis no tratada a tiempo puede ser mortal.

Tampoco conviene olvidar que en esos hospitales el personal sanitario está exhausto, agotado,  debilitado y necesitado de tomarse un respiro para seguir prestando sus extraordinarios servicios. Tampoco conviene olvidar que muchos sanitarios se han contagiado y que su estado emocional no es el más indicado en estos momentos. No me extraña, pues, que lo ocurrido en esos centros haya dejado huérfanos de asistencia a enfermos con otras patologías. Los cuales están más que preocupados por no haber pasado su revisión y, por supuesto, porque ya saben que esa necesidad se alargará en el tiempo. 

Lo leído me ha hecho pensar la suerte que tienen, por ejemplo, los gaditanos. En cuyos hospitales, debido a que la pandemia no ha sido tan cruel como en otras provincias, han seguido tratando a los pacientes necesitados de revisiones y de tratamientos como mandan los cánones de la Sanidad Pública. Eso sí, cumpliendo los enfermos con las normas establecidas en las salas de espera. Hablo del asunto con conocimiento de causa.

Lo que no entiendo es que en Ceuta, donde el coronavirus, gracias a Dios y a todos los santos habidos y por haber, no se ha mostrado, hasta ahora, tan belicoso como en otros puntos de España, el Hospital Universitario tenga problemas como para que sean aplazadas las visitas a especialistas... Causando inquietud entre quienes ansían conocer si su enfermedad ha mejorado, se ha estabilizado o bien ha decidido andar hacia atrás.

Lo peor del asunto es que la preocupación se va instalando en el ánimo de los enfermos. La cual, según nos dicen los sanadores de nuestro cuerpo, influye negativamente en todos los órganos. Y, claro, el menda, como todo quisque, se asusta. Y una vez que la jindama se hace dueña de la situación, ya no levanta uno cabeza en la vida. A propósito: en enero, cuando todavía no se hablaba del coronavirus, a mí me dijeron que no me daban cita con el cardiólogo, para el mes de junio, porque no se sabía si en esa fecha habría ya esa clase de especialista en el Hospital Universitario.

¡Ah!, los profesionales de la medicina, en esta ciudad, hacen más de lo que pueden. Pero el hospital carece de especialistas y de medios suficientes. 





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